Había pasado todo el fin de semana sin noticias de mi hermana Bell y por eso me sorprendió verla en la cafetería el lunes por la tarde. Ella parecía inquieta, como si quiera hablar conmigo pero habían tantos clientes que no podía acercarme a ella y tomarme un descanso.
Le serví un café y le prometí que en cuanto pudiera hablaríamos pero los clientes seguían llegando. Recordé que el viernes me dijo que terminaría con Shane, pero la sonrisa que resplandecía en su rostro me decía que no lo había hecho y que lo que quería contarme estaba relacionado.
—Tenemos cinco minutos —anuncié sentándome frente a ella con una sonrisa porque su emoción se me había contagiado. Jake se había apiadado de mí y me había dicho que me cubriría por unos minutos pero la realidad era que había tanta clientela aquel día que no podíamos descuidarnos por mucho tiempo— ¿Qué pasó?
Los ojos de Bell se llenaron de lágrimas y si no fuese por la sonrisa inmensa que tenía, me hubiese preocupado. Mi corazón se aceleró y las manos me sudaron de los nervios. Entonces, para mi sorpresa, extendió su mano izquierda haciendo que mi boca se abriera de sorpresa. En el dedo anular, había un hermoso anillo con un diamante en el centro. Era pequeño y delicado, y brillaba tanto como lo hacía mi hermana de felicidad.
—Me voy a casar —susurró confirmándolo como si ni siquiera ella misma pudiera creerlo todavía. Mis ojos se llenaron de lágrimas y me acerqué para abrazarla con fuerza.
—Estoy tan feliz por vos —aseguré besando su mejilla y alejándome para verla sin poder creerlo. Durante los últimos años, la había escuchado infinidad de veces decirme que quería formar una familia con Shane, y el primer paso era casarse.
—Yo también estoy tan feliz —aseguró en un suspiro. Quería quedarme con ella y que me contara todo en ese mismo instante pero mis ojos se desviaban a la caja y a las más de cinco personas que estaban esperando sus pedidos. A su vez, Jake trabajaba a toda velocidad.
—Ya se me terminaron los cinco minutos pero quiero que me esperes y me cuentes todo cuando termine mi turno —pedí poniéndome de pie y ella aceptó.
Más tarde, le llevé hasta su mesa una porción de torta en la que había escrito "Felicidades" con chocolate negro, nuestro favorito. Volví a la cocina encontrando a Austin y Jake charlando mientras este último lavaba las tazas. Comencé a preparar una bandeja con el pedido de una mesa.
—Hola Austin —saludé.
—Hola Lottie. Me debes veinte dólares.
— ¿Qué? ¿Por qué? —cuestioné confusa sirviendo unas galletas con chips de chocolate en un plato. Al principio, cuando comencé a trabajar, se me había hecho difícil no comer todo lo que servía, y a veces todavía me ocurría. Como ese pastel de chocolate que estaba en exposición y me tentaba cada día.
—Porque estaba seguro que de no ibas a aceptar la cita con Chase, sino no hubiese apostado.
— ¿Por qué no iba a aceptar?
—Porque siempre están peleando como perro y gato y vos siempre decís que él es molesto.
—Porque lo es, pero eso no significa que no... —me guste. Me callé antes de confesar eso último a los mejores amigos de Chase, quienes se lo dirían en cuestión de segundos. Si, el me gustaba, pero todavía no estaba lista para admitírselo.
— ¿No significa qué cosa? ¿Por qué te quedaste callada? —preguntó Jake molestándome sabiendo exactamente como hubiese terminado esa oración.
—Porque estoy ocupada trabajando a diferencia de otros que lo único que hacen es charlar y enamorar a las clientas —ironicé terminando de colocar las tazas de café sobre la bandeja.
—Es tan lindo ser el hijo de la dueña —suspiró haciéndome reír. Negué con la cabeza y lleve esa orden a la mesa correspondiente.
El tiempo pasó rápido hasta que llegó la hora de cerrar y mi papa si fue a buscarnos a mí y a Bell hasta la cafetería porque ya había anochecido y las calles ya no eran tan transitadas.
Al llegar nos esperaban mis hamburguesas favoritas que mi papa había preparado para mí. Era su forma de recompensarme por no haberme ido a buscar al instituto aquel día. A él le gustaba mucho cocinar pero comidas con carne y sabía que haber preparado esa comida que llevaba tanto tiempo y que a él ni siquiera le gustaba, era una gran muestra amor que yo apreciaba.
—Fue tan inesperado —relató Bell desde la comodidad de mi cama luego de la cena, cuando finalmente estuvimos solas—. Yo estaba llorando y estábamos discutiendo. Le dije que él o se quería casar conmigo de verdad porque siempre lo estábamos postergando. Él me dijo que supo que se quería casar conmigo durante nuestra primera relación. Yo le dije que no le creía porque... estaba tan enojada. Shane rebuscó en un cajón y saco una pequeña caja de terciopelo negro con este anillo adentro. Me dijo cosas hermosas, y me lo propuso —había una luz en sus ojos mientras estaba perdida en el recuerdo de la noche del viernes—. Pasamos todo el fin de semana en la playa donde nos conocimos. No te llamé para contártelo porque quería hacerlo en persona. Quiero que seas mi dama de honor —pidió.
—Por supuesto que voy a ser tu dama de honor, me hubiese ofendido si no me lo pedias —afirmé haciéndola reír y abrazándola. Choco se removió estando acostado entre ambas y luego se sentó obligándonos a separarnos.
"—Y Choco puede ser padrino —aseguré acariciándolo.
— ¿Qué? No, ni siquiera está invitado —dijo frunciendo el ceño y negando con la cabeza. Abrí la boca ofendida.
— ¿Por qué no me querés tía Bell? —pregunté agravando la voz como si fuese Choco quien hablara y riendo luego. Mi hermana rodo los ojos hacia mí y me dijo que era una pesada. Tuve un momento de iluminación en el que sentí que volvía a tener ocho años y molestaba a Bell con Choco mientras nuestra madre preparaba la cena. Sonreí, algunas cosas nunca cambiaban.
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Fragmentos de un corazón roto | REANUDADA
Teen FictionCharlotte tiene el corazón roto y nada puede cambiar eso, ni siquiera el amor de los animales de su refugio. Pero quizás Chase, su molesto compañero de instituto, es el que podrá ayudarla. Solo si ella se lo permite. Se prohíbe la copia parcial o to...