¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Las lágrimas bajaban lentamente por sus mejillas hasta caer en la almohada que abrazaba entre sus brazos, se sentía decepcionado, traicionado, totalmente ilusionado, como si lo hubieran hecho volar por un momento y dejado caer desde lo más alto posible hasta chocar con fuerza con la fría realidad.
Aún así algo dentro suyo le decía que de por sí eso debía pasar, que aquel chico no era para él, que había alguien más quien le haría mejor. Eso esperaba.
La puerta se abrió con fuerza chocando contra la pared asustandolo, por ella entró su amigo y vecino, Rubius, con un bote de helado de fresa, un paquete gigante de patatas y otro de gomitas, lo miró confundido secando sus lágrimas mientras este se acercaba.
── Deja de llorar por ese inútil y veamos una película. ─ Ordenó el rubio, asintió confundido dándole espacio para que se siente.
Él era el único que sabía de su decepción amorosa con su ahora ex pareja, al ser su vecino se le hizo fácil ir a su casa con mil botanas y cosas que, según él, lo harían sentir mejor, y aunque el rubio lo hiciera reír muchas veces seguía algo deprimido, eso llamaba la atención de su amigo, quien decidió dejar su lado bromista para tener una especie de "charla" con él.
Rubén, o más bien Rubius, se había ido de su escuela desde hace como tres años, más estuvo hablando con su grupo muchas veces, consiguió muchos amigos en su nuevo instituto pero aún así tenía una buena relación con todos, en especial con él, quien era su vecino así que prácticamente hablaban casi todos los días.
── Yo sé que tu primera decepción amorosa puede ser dura, pero estas son cosas que pasan, pequeño Axo. ─ El pelinegro lo observó con algo de ironía. Tenían la misma edad y aún así lo trataba como si fuera un niño de seis años, como cuando se conocieron.
── ¿A tí alguna vez te decepcionaron igual? ─ Preguntó curioso, el rubio abrió los ojos sorprendido, para luego desviar la mirada pensativo.
── No diría que me decepcionaron, pero supongo que... ─ Agachó la mirada, buscando la palabras correctas. ── Me enamoré de quien no debía. ─ Sonrió melancólico, viendo de nuevo al más bajo.
── ¿Quién? ─ El rubio río, una risa apagada.
── Juan. ─ Susurró no muy bajo, el pelinegro abrió los ojos sorprendido. ── Pero esas son cosas del pasado, fué hace... ¿Cuatro años, talvez? ─ Se encogió de hombros restandole importancia, se notaba que ya no le hacía daño, pero aún así le resultaba melancólico recordarlo.
Al pelinegro le sorprendió aquella confesión, no tenía idea que en esos años que estuvo junto a sus amigos se había enamorado del chico de lentes; Eso le hizo pensar en su orientación, ¿A él también le gustaban los chicos? ¿Y lo había aceptado tan fácil?
Sus pensamientos fueron interrumpidos por el rubio, quien lo agarró del hombro llamando su atención de nuevo.
── Pero bueno, ¿Que peli quieres ver? ─ Sonrió ya más animado, contangiandolo a él.
