6: Dementes

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Me dirijo a toda velocidad hacia la ventanilla de la puerta y se escucha el sonido ensordecedor cuando la golpeo.

—Por favor, sáqueme de aquí, dígame qué está pasando.

—¡¡Pero que te calles!! —grita irritado y pasa su mano por la ventana solo para agarrar con fuerza mi cuello.

Me asfixio.

Como si un instinto de supervivencia se activara lo muerdo, pero no de una manera normal, es una forma feroz y despiadada, ni siquiera sabía que tenía colmillos, hasta le quité un pedazo de carne.

Sus amigos vienen a ayudarlo para que lo suelte, forcejean juntos, hasta que al fin logra zafarse.

—¡¿Estás loco?! —le grita uno mientras cierra la ventanilla de la puerta—. ¡No metas la mano ahí!

—Hay que cortarle el brazo —expresa otro más serio—. No podemos permitir que el veneno de licántropo se expanda.

¿Licán-qué?

—¡No! ¡Espera, no! —Es la voz del hombre al que mordí.

Se oye el sonido de una cierra y retrocedo.

Esta gente está loca, me tienen unos dementes.

Conexión con la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora