Amity conoció a Luz cuando fue a buscar trabajo, así conociendo a su muy sexy jefa nueva que estaba segura que llevaría a su cama. Lo que jamás espero, es que esa noche termine siendo unas de las peores de su vida, y que Luz termine abusando de ella...
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A los ojos de Luz, Amity era un ángel, más específico, un pequeño Querubín que se veía tan pacífico al dormir, como ahora. La morena sentía la necesidad de mantenerla con ella y jamás dejarla ir, si no probablemente sería de nuevo corrompida por el mundo y puesta en su contra.
Pero no lo permitiría. Amity era su ángel y ella su guardiana protectora, y como su guardiana tenía el deber de protegerla de todo aquel que trate de quitársela.
—Amity. —La llamo despacio, moviendo levemente su cuerpo para qué despertará. La susodicha despertó con un leve murmuro, y al ver la mirada depredadora de Luz sobre ella, sabe para qué la llamó.
Como era de rutina para ella en casi todas las madrugadas, se acomodó boca arriba y abrió las piernas; dándole la bienvenida a su Ama de tomar su cuerpo esta noche. Luz rápidamente su subió entre sus piernas.
El pánico invadió casi de inmediato el cuerpo de la peliverde. Su respiración se volvió errática y su cuerpo enteró tembló cuando la morena se deshizo de la ropa de ambas; era la primera vez que hacía algo así si era sincera, pero poco le importó al sentir la punta de su miembro besar su entrada. Luz notó sus nervios, así que para intentar relajarla, implantó un suave beso en sus labios que muy pronto se volvió rápido e intenso, su lengua fácilmente domino a la Blight, para su sorpresa esta correspondió a todo.
Tomó las manos de su contraria sobre su cabeza, pero para sorpresa de Amity sus labios bajaron por su cuello hasta sus pechos, la morena sonrió al verlos erectos y duros; significaba que parecía estar por fin correspondiendo a sus caricias. Su boca chupó un pecho, mientras su lengua se aseguraba de presionar la punta, hizo el mismo procedimiento con el otro pecho.
Al subir de nuevo al rostro de la chica, esta estaba respirando con cierta dificultad. Sus mejillas sonrojadas y como se movía la pequeña manzanita de su cuello al tragar era un claro indicio de que le gustaba, no podía evitar formar una sonrisa ante la imagen debajo de ella; era como ver a una virgen en su primera vez.
—Que linda. ¿Quién es mi niña? —Pregunto con sorna, ahora una de sus manos jugueteando con el clítoris de la chica gimiendo por la acción.
—Y-Yo... —Ya no sentía tan enfermo contestar esa pregunta, no como antes, incluso sentía una cálida sensación extraña recorrer su cuerpo.
Pero, no importa.
Ahora era la buena niña de su Ama.
Sin embargo, los mismos nervios de antes volvieron a atravesar su cuerpo cuando Luz se posicionó en su doliente coño y la hacía abrir las piernas. No había caso luchar; solo podía lloriquear incluso si la morena trataba de calmarla con besos a su cuello y caricias a sus muslos.
—Shhh. Tranquila, nena. Será rápido como todas las veces. —Susurró antes de entrar en ella, el ardor se sentía como si pasarán por la piel de Amity una hoja de aluminio caliente aunque esté húmeda y un poco resbalosa, tiene que agarrarse fuerte del cuerpo de Luz mientras empujaba dentro su polla lentamente, pero pronto los movimientos se fueron intensificando. Trató de disfrutar la sensación de placer aparte del dolor, pero terminó gritando:
