• Capítulo 1 •

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Esta historia da lugar en el estado de Carolina del Norte, Estados Unidos, en un pequeño pueblo de nombre Belhaven, ubicado en el condado de Beaufort.

Era un pueblo, sí, pero no era pequeño, tal vez no era de lo más ostentoso comparado con el lujoso vecindario donde vivía Mina, pero el lugar se daba a defender con su bien pavimentadas calles, sus encantadoras casas de dos pisos —aunque muy pequeñas—, y con los patios bien podados. Un bonito lugar tranquilo.

Sin embargo, a pesar de eso, Mina sabía que iba ser un dolor de cabeza los hombres de aquel lugar y lo confirmo desde el momento en que su auto decidió que ya no quería continuar más y la dejó varada en el transcurso de su viaje, donde terminó por conocer a un hombre que de sutil no tenía nada.

—¿Y ahora que voy hacer? —Se vio diciéndose a sí misma ante tan impredecible escenario.

Fue entonces cuando un hombre de cabellera perfecta y con una vestimenta sencilla, se había detenido para ayudarla. El joven había sido un descarado total en su coqueteo y aunque no quiso ser muy indiferente con él, decidió que tampoco cambiaría mucho, pero sería lo más amable que pudiera, al menos para que la ayudará a salir de esta detestable situación.

Agradeció la ayuda pues era lo mínimo que podía hacer. Henry —como se presentó el chico—, le recomendó un lugar para pasar a desayunar y ella no pudo estar más que dispuesta a ir. Llevaba todo el día y la noche conduciendo y su estómago le pedía a gritos que se detuviera por una vez y se dignara hacerle caso a su razón y a su hambre. No pudo más y se vio obligada a aparcar su automóvil en aquel restaurante de aspecto familiar.

Desde que entró pudo sentir algunas miradas seguirla, no sabía si aquello era por lo mismo de siempre o esta vez era por algo diferente, ya sea por su vestimenta o muy seguramente por la extraña presencia de alguien nuevo. Porque estaba segura que en este pueblo todos y todas se conocían, daba por hecho que el rumor de que un habitante nuevo arribaba en aquel lugar, no tardaría en esparcirse.

Mina, en cambio, trató de pasar lo más desapercibida que se pudiera y con desesperación llegó hasta una de las mesas donde ordenó un desayuno completo, sin embargo, el restaurante y sus decoraciones no fueron lo que llamaron la atención de Mina, mucho menos las bonitas casas del lugar, no. A Mina nada de eso fue lo que le llamó la atención, sino fue aquella pueblerina de ojos color avellana y bonita sonrisa.

Pero detengamos hasta aquí y permíteme contarte con más detalle cómo fue que pasó todo y como después de ese día, a Mina se le hizo imposible apartar la vista de la menor.

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Era 1960 cuando en el estado de Carolina del Norte, Estados Unidos, en un pequeño pueblo llamado Belhaven ubicado en el condado de Beaufort, justo en la vereda de la carretera, un joven detenía su paso para auxiliar a una hermosa dama.

El sol incesante de la época mantenía a todos los transeúntes con la ventana abajo.

—¿Necesita ayuda? —pronunció el joven cuando se acercó a ella y esta le sonrió incómoda mientras asentía.

Apenas una gota de sudor bajaba del rostro del hombre y se perdía en su marcada clavícula.

—De verdad sería usted muy amable si me ayudara.

La dulce voz dejó por un momento aquel hombre, en un estado de inducción.

—Sería todo un placer para mí —contestó él con coqueteo.

Alzó el capote del carro y en un segundo, una gran nube de humo se levantó con frenesí de adentro de este. Ambos no pudieron evitar apartar el rostro y toser sin cautela.

|¿Cómo el verano enamoró al invierno?|MICHAENG|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora