• Capítulo 14 •

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C.

¿Me está besando?

No lo sé, todo parece tan irreal que sinceramente no sé que sí es real o no en este momento. Es como si todo a mi alrededor hubiera desaparecido y solo quedáramos Mina, yo y su cálida boca. Tan cálida que siento que me derrito. Más cuando sus manos me toman del cuello y me atraen hacia ella en repetidas ocasiones, sin embargo, aún ante la confusa e hilarante sensación, yo sigo sin poder moverme. Este es mi primer beso y se lo estoy dando a Mina. Ella es mi maestra y sobre todo, es una mujer. No sé qué tan loca estoy yo o ella para hacer esto, pero no me quejo, no puedo explicarlo, pero me gusta.

Sus labios son suaves, apetecibles y magnéticos que termino por cerrar mis ojos y me dejo llevar por ella y sus dulces labios. El beso es lento, nuestros labios se rozan y se presionan entre sí. Su mano vaga por la extensión de mi cuello y la deja reposar ahí. Olvido el dolor de mi dedo y termino por empuñar mis manos ante el nerviosismo que me produce esta situación. Se siente tan bien que no quiero que se aleje de mí, pero al mismo tiempo quiero salir corriendo por lo que estamos haciendo.

No sé qué ha hecho, pero mi boca se abre y nuestros labios comienzan a encajar en cada movimiento que ella hace. Se separa de mí y vuelve a mis labios. Soy demasiado cobarde como para poder abrir mis ojos y verla a la cara, así que solo me limito a depender de ella y su boca. ¿Qué estará pasando en su cabeza? ¿Se está dando cuenta que ambas nos estamos besando a la par de que es mi maestra? Seguramente sí, pero no parece importarle y por lo visto, menos a mí.

Ella toma mi rostro con ambas manos y comienza a besarme de una manera lenta, tan lenta que puedo sentir como todos los vellos de mis brazos se erizan por la sensación. Mi corazón se agita y no puedo evitar tomarla también del rostro. No sé qué estoy haciendo —porque es obvio que nunca antes lo he hecho—, pero me gusta y eso me da miedo.

De un momento a otro chupa uno de mis labios y es inevitable que un gemido se escape de mi boca ante el asombro. Que vergüenza, pero no puedo evitarlo. Empuja su cabeza más hacia la mía y no me da tiempo de asimilar lo que hace después. ¡Dios mío! Su lengua se desliza por mi boca y se encuentra con la mía.

Me estoy muriendo y ella está siendo la culpable de eso. No puedo separarme por más que mi mente me lo grita. Quiero que siga, quiero que juegue con mi boca como lo está haciendo ahora.

Una de sus manos se aleja de mi rostro y baja hasta postrarse sobre mi cintura. Me atrae hacia ella haciéndome bajar del taburete y ahora estoy entre sus piernas mientras ella me besa como nunca —literalmente—, nadie lo ha hecho. Nos separamos con un fuerte y vergonzoso sonido. Me mira en silencio y es inevitable que mis ojos bajen nuevamente hasta sus labios. Están hinchados y se ven más rosas que de costumbre. Que tentación más grande, quiero lanzarme sobre ella y regresarle el beso con la misma intensidad que ella lo ha hecho, pero estoy tan aturdida por lo que acaba de pasar que simplemente me quedo en silencio y me aparto de ella.

Régulo mi respiración, hasta ahora me doy cuenta de que no he respirado como debería y mi corazón se sacude con fuerza a causa de eso. Desvío mi mirada cuando la veo intentar decirme algo. No quiero escucharla. No sé qué pretende decirme y qué es lo que quiere que yo le responda. He repetido tantas veces la palabra "no sé" porque simplemente esa es la única cosa que sí sé en este momento: Y es que no sé nada.

—Chaeyoung —pronuncia con la voz agitada, pero no le respondo.

Estoy tan confundida y a la vez tan encantada que no puedo decir nada. ¿Qué debería hacer? Porque si le digo que me gusto y Mina entiende por eso que ella me gusta, habrá un problema. Ella no lo hace, no puede gustarme. Es mi maestra y también es una mujer. Algo así no debería haber sucedido entre nosotras. Ni siquiera pensé que algo así sucedería. Mejor dicho, nunca lo pensé. Quizás en Brown algo así se me cruzó por la mente, pero solo era un absurdo pensamiento que en mi vida creí que fuera a pasar.

|¿Cómo el verano enamoró al invierno?|MICHAENG|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora