8. ¿Johan?

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El repiqueteo de las campanas hizo que Eainey saliera corriendo por la puerta seguida de cerca por Dereck.

En Gozna, al igual que en todo Ixzomao, el 3 de diciembre de cada año a la media noche, se hacían sonar las campañas anunciando el término del día, el término de la fiesta de las hojas. Pero si bien no era la única ocasión en que esto ocurría, si era un hecho que solamente sucedía naturalmente 3 veces al año: en la fiesta de las hojas, al final del año y el día del cumpleaños del rey. Solamente en esas 3 ocasiones y a la hora establecida, sonaban las campanas de la iglesia, la madre de Eainey decía que en todo el reino se llevaba a cabo la misma acción.

Pero aún no era la media noche, ni siquiera había oscurecido completamente aun, así que hacer sonar las campanas significaba que algo importante e inesperado había pasado.

El año anterior también habían sonado las campañas por la noche, cuando el árbol cercano a la plaza se había incendiado, pero de ahí en fuera Eainey jamás había escuchado sonar las campañas cuando no debían, y su madre tampoco les había contado de ninguna ocasión en que ella las hubiera escuchado, por lo que era algo muy extraño que en esta ocasión estuvieran sonando.

Lo único que su madre les había contado, era que se suponía que las campanas podían sonar si es que había algún peligro, como que el pueblo fuese atacado, o se viese en una inminente adversidad por cualquier causa, o también, no precisamente que estuviera en peligro, sino más bien... si alguien muy importante visitaba aquel lugar... pero eso era muy poco probable.

La niña corrió por la calle, pasando de largo por las casas, y dio la vuelta en una calle sin intentar detenerse siquiera, por lo cual no tuvo tiempo de frenar y se estrelló con una persona que estaba parada en la esquina. La capa negra de la persona se removió cuando Eainey lo empujo, pero aquella persona no perdió el equilibrio e incluso logró sujetar a la niña para que no se cayera al piso.

Eainey dio unos pasos hacia atrás desconcertada, y levantó la vista apenas un segundo, pero no pudo ver el rostro de aquella persona que la había salvado de caer, pues tenía la capucha de la capa puesta, así que solamente se disculpó y siguió corriendo.

Dereck logró alcanzarla apenas unos segundos después, y poniéndose a su lado, ambos avanzaron por la calle, dirigiéndose a la plaza donde una gran cantidad de personas estaba reunida.

A lo lejos no se veía fuego, asaltantes ni atacantes, por lo que Eainey se tranquilizó un poco, pues no parecía haber ningún gran problema que ameritase que las campanas fueran tocadas.

Cuando llegaron a unas cuantas casas de la plaza, no pudieron avanzar más por la cantidad de personas que estaban allí reunidas, ninguno de los dos niños alcanzaba a ver nada más.

Fue entonces que Eainey decidió preguntarle a una mujer mayor que se encontraba por allí parada, la razón de que las campanas hubieran sonado.

—El rey ha venido a Gozna niña —respondió la mujer —la suerte nos ha sonreído permitiéndonos poder admirar a su majestad.

La niña se quedó sin palabras, el rey Xeliar Ixcama había elegido aquel pueblo para ir aquella noche, aquel año estaba comiendo, bebiendo y disfrutando de la velada con todos los habitantes del lugar. A la madre de Eainey le habría gustado apreciar eso, la bulliciosa actividad y aquel ambiente privilegiado por tener a un rey tan cerca, a pesar de que Eainey ni siquiera podía alcanzar a verlo, a esa distancia incluso la música sonaba relativamente baja.

Un momento después la niña le agradeció a la mujer y se alejó con su hermano.

— ¿Qué hacemos Eainey? —Preguntó entonces Dereck, y la niña se sintió un poco aliviada de que el niño la siguiera llamando así, aunque posiblemente era porque no tenía ninguna otra forma de nombrarla.

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