- ᴜɴᴏ: ᴏʀᴅɪɴᴀʀɪᴏ -

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Venía con el rostro cabizbajo, acaban de entregarle calificaciones de historia, en la cuál, a pesar de haber estudiado bastante no había obtenido una calificación buena, o al menos no la esperada para todo lo que se había preparado, claro, tampoco es como que haya desaprobado la materia, aún así, su calificación pudo haber sido mejor, muchísimo mejor.

Debido a esto, había salido un tanto decepcionada de si misma, tanto tiempo que le dedicó a la materia para no tener un resultado favorable, se sentía frustrada por no haberlo hecho mejor, pensaba una y otra vez en sus errores cometidos, regañándose a si misma sobre que todos ellos pudieron ser evitables, y esto solo la hacían sentir aún más incompetente.

Para cuándo llegó a la salida, entre el mar de alumnos que había logró notarlo, no era porque tuviera algún color llamativo en el cabello, en sí, podría pasar desapercibido ante los ojos de todos, era un cabello ordinario, entre miles de cabellos ordinarios a su alrededor, estaba ahí de pie recargado en uno de los postes de luz con ambos brazos en los bolsillos de sus vaqueros.

No apresuró su paso al notarlo, y aún cuando quisiera hacerlo, había demasiada gente como para tener un avance significativo, con paciencia terminó llegando hasta él, un chico ordinario, quién solo alzó ambas cejas como saludó sin pronunciar nada y ella sonrió sin mostrar los dientes.

Ambos se pusieron en camino nuevamente uniéndose a ese espeso flujo de gente que transitaban por las calles a esta hora, es decir, era como cualquiera otro par de amigos o pareja de estudiantes que se daban la vuelta luego de la jornada de clases.

Era viernes, por lo que el flujo estudiantil hacía plazas era algo más denso. Ella misma había escuchado en su trayecto del aula a la salida de varios planes por irse de compras o al karaoke con amigos, claro, no era una completa asocial para no haber sido invitada a varios de esos planes comunes para aliviar el estrés por las clases en compañía de amigos. A decir verdad tenía de bastantes amistades que le había invitado, invitaciones que había rechazado casi de inmediato.

— Pensé que harías algo así hoy — rompió finalmente el silencio en el que venía sumergidos desde hacía ya un largo rato.

Dirigió su mirar a dónde él había señalado, una tienda de cosméticos en dónde había un grupo de chicas con su mismo uniforme probando de algunas tintas mientras soltaban fuertes carcajadas que llamaban la atención de todo quién pasará.

Se encogió de hombros llevando su lengua a la comisura de sus labios, era una extraña manía que tenía desde hacía años que intentaba quitarse, pero no podía.

— No tenía ganas — respondió la joven — Quizás el siguiente fin de semana si lo haga.

— Han acabado los exámenes, deberías salir con amigos a festejarlo — comentó él.

Se detuvieron en uno de los cruces esperando de la luz roja para los autos, no pasó mucho para que la gente comenzará a aglomerarse a su alrededor, ella dió un medio paso pegándose más a Heeseung intentando por pasar inadvertida ante él, cuando aún así, él lo notó, pero prefirió no hacer caso, volviendo a tener su vista al otro lado de la calle esperando a que el semáforo cambiara.

— Supongo, pero estoy algo cansada — continúo con la conversación — Aparte, hacía meses que no nos vemos.

La luz cambio, la gente empezó a avanzar, una chica golpeó su hombro algo fuerte provocando que se tambaleara, Heeseung la tomó por el otro hombro impidiendo que cayera, ambos comenzaron a avanzar.

— Estuve ocupado — se excusó.

Ella suspiró rodando los ojos, eran esas dos palabras a las cuales más odio le tenía, eran siempre la excusa para sacarla de sus vidas al menos, temporalmente, y luego volvían con aquello queriendo que todo fuera con normalidad.

El joven notó como su mandíbula se había tensado y ahora caminaba más aprisa con la mirada gacha, era ahora la que de vez en cuando chocaba con la gente si no se hacían a un lado.

— Sabes que detesto que usen eso de excusa — su voz sonó un tanto dolida.

— Byul-Yi, no me estoy excusando — habló en un tono serio.

Ambos se había detenido, se encontraban, se tuvieron que hacer a un lado para evitar estorbar al resto de personas que caminaban, ella en todo momento evitó el contacto visual con él. Estaba un tanto decepcionada, sin tener una razón en concreto, a decir verdad, desde que había conocido a Heeseung tendía a desaparecer, a veces solo eran días, pero otras llegaban a ser largos meses sin saber nada en lo absoluto; había aprendido que por más que desapareciera siempre volvería a encontrarlo, eran como el destino buscará reunirlos o inconscientemente se buscaban solo para luego encontrarse.

— ¿Te hiciste una nueva perforación? — Heeseung estiró su brazo, metiendo su mano entre el largo cabello castaño de la joven para descubrir su oreja.

Ella inmediatamente se sonrojo ante aquel contacto, aún cuando quisiera mantener una imagen firme y sería.

— Me dejaste demasiado tiempo sola, que me sumergí en la meditación — sonrió un tanto altanera.

Heeseung también sonrió mostrando aquella perfecta sonrisa que solo él tenía aún mirando la nueva perforación en la joven, era está la número quinta en esa oreja.

— ¿Siempre te harás una nueva perforación cada que me desaparezca? — preguntó con cierta diversión asomándose en el tono usado.

— Solo cuando crea que ya no vas a regresar — lamentó al inmediato el haber dicho eso.

Inclusive a él le tomo por sorpresa aquella confesión, pasado su mirar al rostro avergonzado de la chica aún manteniendo su mano tras su oreja. La fue quitando metiendo ambas manos en los bolsillos delanteros de su pantalón.

— Vamos, se hace tarde — ignoró aquello.

La comenzó a empujar de poco para que volvieran a avanzar entre todo aquel flujo de gente, ella asintió agradeciendo por el que no hubiera continuado con el tema, le resultaba vergonzoso hablar de ello, sin embargo, sintió una pequeña opresión por esa misma razón, era como si no le importara, dando a entender que él efectivamente desapareciera un día de estos y ya no volvería.

Resignada bajo la mirada en cuanto sintió su mirada nublarse debido a las lágrimas que se esforzaba por contener, dirigió su mirada a los aparadores  de las tiendas por las que iban pasando, notó del reflejo de todos los de su alrededor, menos el de él, solo una tenue luz era lo que se reflejaba en su lugar.

Después de todo por más que Heeseung tuviera una apariencia ordinaria como cualquier otro, conocía perfectamente que él no era ordinario.

Después de todo por más que Heeseung tuviera una apariencia ordinaria como cualquier otro, conocía perfectamente que él no era ordinario

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𝔇𝐞𝐬𝐢𝐫𝐞 || 𝐋𝐞𝐞 𝐇𝐞𝐞𝐬𝐞𝚞𝚗𝐠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora