- sɪᴇᴛᴇ: ᴅᴇsᴀᴘᴀʀɪᴄɪᴏ́ɴ -

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Bajo del autobús algo desorientada, a decir verdad, no era alguien que usualmente saliera de su zona. Cuando salía, era siempre visitar los mismos sitios; el mismo centro comercial, el mismo restaurante, el mismo parque, el mismo café, no es alguien que pueda disfrutar de los cambios, por lo que incluso sus salidas se mantenían dentro de su zona; y ahora, se encuentra al otro lado de la ciudad en un lugar que no conoce en lo absoluto; siente como si abandonara su nido por primera vez, fuera de su zona de seguridad, de lo familiar. Se siente cohibida con rapidez, perdida. Baja la mirada pensando en dónde se ha metido.

Comienza a caminar en la misma dirección que el resto, como un cordero siguiendo al rebaño. Busca como parecer al resto, en dónde intenta mezclarse con con los demás, resultando en un fracaso. Cualquiera que pusiera atención en ella la notaría como un vulnerable cordero que se ha perdido o separado de su rebaño y busca desesperadamente como camuflarse.

Se detiene esperando el cruce junto al resto de las personas; nota a una señora a la distancia algo desesperada mientras entrega de panfletos a cada persona que paso por su lado corriendo de ahí para allá y devuelta, la gente a la que entrega los panfletos niega con la cabeza los que son más amables, pues otros pasan de largo empujándola pues estorba en su camino. Ve como algunos que parecieron prestarle atención hacen bola el papel para luego botarlo, la mujer se da cuenta y va a levantar el papel e intenta plancharlo. Lo mira con gran pesar y vuelve a entregar los panfletos como hacía antes con mayor desesperación.

El semáforo peatonal cambia a verde, todos avanzan menos ella que sigue atenta a la mujer de mediana edad que está al borde del llanto entregando el papel, de pronto, la señora es tapada por varios oficinistas y cuando estos se pasan, la mujer se ha vuelto una niña de seis-siete años abrazada de zorro de peluche con ojos de botón la que llora mientras da los panfletos con la fotografía en blanco y negro de una adolescente.

"Es mi hermana, ¿La ha visto?"

— "No tengo tu tiempo, niña."

— "Mi hermana no ha vuelto a casa, ¿La ha visto, señor?"

— "Déjame en paz, niña."

La voz rota de aquella niña resuena con eco en su mente al igual que las voces toscas por las que fue rechazada, una lágrima baja por su mejilla que limpia algo brusca. Vuelve a ser esa señora de mediana edad la que entrega los panfletos, siendo ignorada, tal como en sus recuerdos, la gente no ha cambiado, sigue siendo igual de egoísta, desinteresada tal como recordaba. El semáforo ha vuelto a ponerse en rojo, autos y autobuses pasan a alta velocidad.

Suspira, se va abriendo paso entre la gente que se a juntando esperando el cruce, va en dirección a la señora un tanto insegura, se arrepiente pero es tarde, la mujer la mira esperanzada tomando sus manos con los ojos llenos de lágrimas. Le sonríe, una sonrisa rota, llena de pesar y dolor.

— Jovencita, ¿Has visto a mi hija de casualidad?

Byul baja la mirada hacia el panfleto, la fotografía en este es el de una chica cerca de su edad, de grandes ojos y oscuro cabello largo, tiene dos lunares bajo su ceja izquierda lo cual debe de sirve para identificarla en caso de que la vea, la chica porta su uniforme escolar y tiene una pequeña sonrisa.

— Es como de tu estatura, es excelente estudiante y deportista, nunca da problemas, es popular entre sus amigos, aparte que ha de tener tu edad, está a un año de tomar el examen... ¿Segura que no la has visto? ¿Quizás en esa fiesta famosa pudiste conocerla?

Ella niega en varias ocasiones, apartando la mirada. La descripción que había dado la madre apurada era como si describieran a su desaparecida hermana a la que aún, muy en el fondo, tenía la esperanza de que regresara algún día. Agacha la cabeza, comenzando a alejarse de la señora nuevamente al cruce.

𝔇𝐞𝐬𝐢𝐫𝐞 || 𝐋𝐞𝐞 𝐇𝐞𝐞𝐬𝐞𝚞𝚗𝐠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora