— Mis padres no están.
— Hmm.
Realmente no estaba interesado en lo que le estuviera diciendo, tenía su atención en en la pantalla de su celular mientras chateaba con uno de sus amigos, soltó un largo suspiro cerrando los ojos y luego, guardó su celular en el bolsillo, volteando a la chica que seguía aún en la entrada sin abrir la puerta.
Heeseung dió unos cuantos pasos hasta quedar frente a ella, Byul sonrió dulcemente haciendo un ademán para señalar el interior de la casa. Sabía bien que esa sonrisa tenía de otro trasfondo del que ahora no quería detenerse a pensar.
— No puedo, tengo que irme ahora — dijo sin emoción.
— ¿Hacer qué cosa? — su tono había cambiado por completo, incluso en su mirada se podía notar cierta decepción — No nos hemos visto durante ocho meses.
El celular de Heeseung vibró indicando un nuevo mensaje, se había quedado callado, y luego de unos instantes, sacó su móvil para revisar el remitente del mensaje. Y ella se cruzó de brazos rondando los ojos.
Se empezó a quedar rascar un tanto incomoda su brazo. Él volvía a ignorarla, tal como las últimas veces que se habían visto.
Solía ser más frecuente con sus visitas, recordaba con gran amor aquellos viejos momentos en dónde solo eran ellos y nada más, donde solo ellos dos importaban. Pero hacía tres años en dónde sus ausencias eran más longevas y sin alguna razón en específico.
— Tengo que irme ya, te veré pronto Byul — volvió a despedirse para darse media vuelta.
Sin embargo, ella tomó su brazo un tanto ruda, no lo dejaría irse, no sin dar alguna explicación. Él había cambiado tanto que no podía entenderlo, y quizás ese era un error por parte de ella, no debería esforzarse en entender a alguien cuando ni ella misma podía hacerlo consigo.
— ¿Te caigo mal? ¿Te hice algo? — preguntó directamente.
Heeseung se giró zafándose de su agarre, su celular volvió a vibrar. Ella se sentó frente a la puerta con una sonrisa claramente fingida, golpeó el suelo de su lado para que él se sentará junto a ella, cosa que si hizo.
— No, no has hecho nada malo, tampoco me caes mal — empezó a decir, haciendo una pausa en cuanto su celular volvió a vibrar en su bolsillo — De verdad, no puedo darte la atención de antes, tengo que irme.
Ella suspiró dejando caer su cabeza sobre el hombre de Heeseung con delicadeza, este no se incómodo, sonrió cortamente ante aquello y cerró sus ojos distraído del pequeño momento que tenían.
Por muy simple que fuera ello, era algo muy intimo de ambos, una simple acción que transmitía tantas cosas, ambos estaban cómodos con el otro, él no podía irse ahora, aún cuando la culpa lo consumiera, no merecía estar de tal forma con ella, y lo sabía claramente, no era alguien merecedor de su afecto y era por esto mismo que quería alejarse de poco en poco antes de que fuera demasiado tarde.
— Quédate, por favor — susurró suavemente.
El celular del chico volvió a vibrar, un tanto harto, lo tomó escribiendo un rápido mensaje que ella alcanzó a leer, era para un tal "Jake" en el que le pedía que lo volviera a cubrir solo por esta última vez, para luego volver a guardar el celular y tomar la mano de Byul para acariciarla.
— Esta bien, pero solo hoy — respondió de igual manera.
Y ella sonrió genuinamente acomodándose mientras sus manos se entrelazaban.
Para cuando regresó, se dejó caer en uno de los rincones de la casa, había apoyado su espalda en la pared deslizándose por esta hasta caer al suelo, su flequillo cubría sus ojos, y a pesar de verse su mirada se podía saber que le tenía perdida. Estaba ahí simplemente tirado dejándose hundir por sus pensamientos hasta que uno de sus amigos apareció viéndolo con cierta pena.
Sí, hasta él mismo creía que se veía despreciable en su posición, pero no podía hacer más, solo estar ahí lamentándose una y otra vez, escuchando los pasos del otro pasar delante suyo en repetidas ocasiones hasta que se agacho frente a él.
— Te ves lamentable — dijo él.
Heeseung dirigió su vista a su mano tendida en el suelo, esa mano con la que había sostenido la de Byul horas antes, se sentía tan fría sin su tacto; se fue acomodando para quedar sentado en una mejor posición aún cuando la culpa lo agobiara, mantuvo su vista gacha y agradecía que su cabello cubriera parte de su rostro.
— Eres bueno en recalcar lo obvio.
El chico sonrió sin mostrar los dientes, para terminar sentándose junto a él. No había nadie más en casa fuera de ellos dos, se sentían tan diminutos en aquella casa de numerosas puertas, cada una, perteneciendo a un exterior diferente. Todos estaban fuera, solo ellos dos aguardando en silencio.
— ¿Por qué volvió a cubrirte Jake? — preguntó.
Heeseung soltó el aire, de manera lenta y pesada, finalmente apartó algunos mechones de su rostro para tener una vista más despejada alzando su cabeza y así ver por primera vez en todo el rato al chico de teñidos cabellos rubios que se había sentado a su lado.
— Nada en especial — se excusó — Jongseong, ¿Cómo haces tú para alejar a las personas?
El rubio se quedó pensativo. Generalmente era él quien pedía algún que otro consejo a Heeseung debido a la diferencia de edad, no al revés.
— ¿Mintiendo?
Heeseung volvió su vista a la nada pegando su cabeza a la pared, su mente invocó algunos recuerdos que había tenido junto aquella chica, aún cuando solo fuera un recuerdo podía transmitirle tanta calidez, haciéndolos sentir bien, que terminó sonriendo al no poder evitarlo.
Pero luego de la calidez, esa pesada y abrumadora culpa volvió a tomarlo borrando la sonrisa solo para volver su semblante un tanto doloroso.
En toda su existencia, lamentaba el tener tan inculcado en cumplir las promesas, y lamentaba más el hecho, el cumplir promesas incluso de pequeños niños.
— El rubio te sienta bien — dijo mientras se ponía en pie para dirigirse a su habitación.
Había escuchado a alguno del resto llegar, y lo que deseaba en este momento era seguir hundiéndose en su desdicha sin tener que dar explicaciones.
— ¿Gracias? — habló Jay un tanto desconcertado viendo su figura subir por las escaleras.
A Heeseung le pesaba cumplir su promesa con Byul aún cuando está para él fuera beneficiosa.
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𝔇𝐞𝐬𝐢𝐫𝐞 || 𝐋𝐞𝐞 𝐇𝐞𝐞𝐬𝐞𝚞𝚗𝐠
Fiksi Penggemar『Saga: Mirror』 Libro 𝟐 Un cumplidor de deseos, solo pídeselo y él te lo hará realidad, inclusive mejor a lo que habrías llegado a pensar, incluso cuando ese deseo sea tu propia muerte, él la haría la más bella de todas. ...