Día 85.

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China 1***

Aquella noche en el palacio para Yuzu había sido un poco molesta, había dormido en la habitación con quizá cinco mujeres, era incómodo porque aunque estuviera vestido de mujer, su libido seguía activo, había sido el último en lavarse en el cuarto de baño de las sirvientas del palacio, y era incómodo estar en esta situación; si esto seguía así se volvería loco. Yubin no había aparecido esa noche para hablar de su plan que seguía en pie. Era un completo desastre.

Estaba por dormir cuando la puerta de la habitación se abrió de golpe. Un hombre apareció de la nada, llevaba una armadura brillante y sostenía una vela en un cuenco que brillaba ligeramente antes de que el pabilo de la pequeña luz se terminará.

—¡Todas! Despierten, —anuncio— el mensajero acaba de decir que el principe llegará a medio día, será un largo día para la servidumbre.

Era lo único que había dicho y se había ido sin decir más. Todas las mujeres se vieron unas con otras mientras frotaban sus ojos para despertar, algunas aún cansadas se levantaron para cumplir con sus tareas, era de madrugada, quizá eran no era más temprano de lo que usualmente acostumbraban levantarse, Yuzu miro por el rabillo de su ojo como unas chicas lo miraban de una forma venenosa y reían en voz baja.

Esas mocosas.

En cuento salió de la habitación para sentir el frío viento de lo que parecía aún de noche, observo la luna, se veía brillante y molesta de este lado del mundo, parecía de un cristal reluciente, y a su mente solo podía recordarle a él aura de ese maldito bastardo engreído, tan brillante y sus ojos le recordaban a la luna llena, de no ser por toda esta situación confusa le habría dado un paliza con la espada que le habria robado a alguno de los guardias; le habría cortado el cuello y terminado de una vez por todas su trabajo, pero desechó la idea de inmediato. Todas las chicas arreglaban su cabello y sus atuendos.

Una de ellas se le acercó para mirarlo.

—Eres nueva yo te diré que harás hoy, ¿de acuerdo? —habia dicho una chica de alrededor de unos 18 años, casi de su edad por lo visto, su sonrisa era ligera en sus labios, y apresar de no haber pasado mucho tiempo parecía que su cabello había sido peinado por horas, su cabello parecía una reluciente joya, era como si hilos de oro se hubiera mezclado con un material obscuro y brillará tanto.

Yuzu sabía que su voz no era tan femenina así que solo asintió, las chicas aún se estaban  cambiando enfrente de él de forma rápida y sin importarle el que dirán, sus cuerpos eran esbeltos y elegantes. Yuzu se giró de inmediato mientras arreglo un poco su cabello y el las siguió a la cocina a las chicas que ya habían terminado, para comenzar a preparar el festín.
Cuando entro a la cocina, hombres y mujeres ayudaban a lavar vegetales, limpiar hornillas, cubiertos, cacerolas y todo tipo de tazas de té. Era un lugar tan agetreado que no sabía por dónde mirar. Busco a la chica que le había dicho que lo instruiria ese día.

—Oh, estás aquí, de momento todo está bien, las carnes de cerdo y pato estarán aquí en un momento pero necesitaremos agua del manantial para el té y agua caliente para el baño de emperador. —ella lo miro de arriba a abajo— se que no es trabajo para una señorita pero necesito el agua de inmediato además de calentarla un poco.

Yuzu vio en su rostro de esa chica una ligera sonrisa, era tan adorable ante sus ojos, quería tirar de sus mejillas, esa chica era realmente su tipo.

La chica que nisiquiera se había tomando  la molestia de decirle su nombre continuaba hablando, pero era tan linda que solo podía asentir a lo que ella decía, lo último que logro escuchar de sus labios fue:

Eyes sun color. | YiZhan. +18• HIATUS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora