capitulo 5

1.5K 129 3
                                    

ROSE

La llegada de los dos Stein fue algo impactante para muchas familias, ya que no tardaron en lanzarse y quejarse porque aquellas dos personas estudiaran en el mismo lugar que sus hijos e hijas.

Por mi parte no había ningún problema, según nuestra religión, había que respetar a todo el mundo y dar una oportunidad. Y aquellas quejas solo mostraban lo hipócrita que era toda la gente que vivía en aquel pueblo. Además, eso me ayudaría a conocer un poco más a esa familia.

Después de mi conversación con Leigh sobre aquella extraña puerta, mi interés por aquella familia había crecido. Sabía que le había dicho a Leigh que tuviera cuidado, y yo lo tendría.

— ¡Rose!— escuché a alguien llamarme y frené mi paso girándome para ver quien era.

Kaia venía luciendo su perfecto corte hasta la mandíbula y su radiante sonrisa mientras se acercaba a mi. Un poco más atrás venía su hermano, Heist, con sus manos en los bolsillos y mirada despreocupada.

— ¿Nerviosa por el primer día?— preguntó y asiente manteniendo su sonrisa.

— La verdad es que sí, y también me da pena que Frey no pueda venir.

El corazón me dio un salto al escuchar el nombre del menor de los Frey.

— Ya decía yo que alguien faltaba.— traté de disimular que ya me habían informado de la falta del peli negro.— ¿Por qué no viene?

— Que puedo decir... mi hermanito es algo antisocial.— asentí mientras ella reía levemente.

Un brazo pasó por mis hombros al igual que por los de Kaia, y ese distintivo pelo rubio apareció por el rabillo de mi ojo.

— Estarás hablándole bien de mi, ¿no Kaia?— comentó Heist con cierta gracia.

— Si, me contaba como te caiste de pequeño.— quité su brazo de mis hombros.

Una carcajada salió de sus labios y me señaló mientras asentía con una sonrisa.

— Me gustas, me caes bien.— aprobó.

Cuando llegamos, Heist desapareció de nuestra vista, seguramente habría visto a alguien a quien torturar con su presencia. Kaia me pidió que la orientara un poco, lo que ella no sabía es que me habían asignado como su guía para empezar en la escuela. Nadie más se había prestado voluntario para hacerlo.

— Pues me alegro de que seas tú, y no otra persona.— se sinceró mostrando una tímida sonrisa.— Crees... ¿que esta tarde podrías pasarte un rato por mi casa?

Mi boca quería decir que sí, sin pensárselo si quiera dos veces, pero mi lado racional impidió aquella acción. Si aceptaba su oferta, tendría que inventarme cualquier cosa.

También podrías rechazar su oferta.

Ahí mi conciencia responsable y con sentido. Pero si rechazaba aquella oferta, aparecería otra.

No lo haces por eso, la curiosidad te está devorando.

Vale, lo admito, tenía curiosidad. Y quiera ver aquella puerta tan extraña con mis propios ojos.

— Está bien, dime a qué hora y allí estaré.

Y cuando pensaba que su sonrisa no podía ampliarse más, lo hizo. Tuve que contenerme de no formar una expresión de sorpresa en mi cara.

— A las cinco, ¿te viene bien?

Asentí.

⎻⎻⎻⎻⎻⎻⎻⎻⎻⎻⎻⎻⎻⎻ · ₍🚂₎ · ⎻⎻⎻⎻⎻⎻⎻⎻⎻⎻⎻⎻⎻⎻

Me aseguré de dejar una buena coartada antes de salí de casa. Mi madre estaba ocupada en el bar, y mi padre no volvería hasta pasadas las siete. Había convencido a mi madre de quedarme en casa de los Fleming para pasar la tarde con Leigh. Obviamente había hablado con la peli negra antes.

— Pero, se me da fatal mentir.— replicó.

— Si no te conociera, me lo creería.

La vi perder ante aquellas palabras y acabar accediendo ante mi plan maestro. La deslumbrante sonrisa de Kaia no tardó en aparecer frente a mi, y no dude en devolverle el gesto.

— Pasa.— se hizo a un lado para dejarme espacio.— vamos a tener suerte no están mis padres, Heist no sé a donde habrá ido y Frey es como si no existiera.

Un pequeño carraspeo llamo mi atención y dirigí mi vista hacia el sofá donde el pequeño de los Stein se encontraba de espaldas a nosotras.

— Estaremos tranquilas.— un pitido sonó en la cocina y Kaia pareció sobresaltarse.— ¡Las galletas!

Fue lo ultimo que dijo antes de irse corriendo. Dudé unos segundos en sí seguirla o quedarme donde estaba, solo había estado un par de veces en esa casa y todavía me sentía algo intimidada, a si que mi cuerpo se quedó allí paralizado observando la decoración a mi alrededor.

— ¿Un piano?— un sonido de afirmación se escuchó e instintivamente mi mirada fue hacia donde se encontraba la cocina.

Pensaba que había sido Kaia, pero no, había sonado mucho más grave, a si que fijé los ojos en Frey, que me miraba.

— Sí, pero nadie sabe tocarlo.— admitió con un tono neutro.— hay veces que me siento y toco sin sentido, aunque son notas sueltas, me tranquiliza el sonido.

Me quede sorprendida por obtener de él una frase coherente y con sentido hacia mi persona y no monosílabos o solo gestos, estábamos avanzando.

— He conseguido salvarlas.— la voz de la chica me hizo mirarla rompiendo el contacto visual con su hermano.— te he dejado algunas en la cocina.

Frey asintió y volvió a lo que fuera que estuviera haciendo. Kaia me arrastro hasta su habitación donde empezaría nuestra sesión de estudio.

————————————————————

Madre mía han pasado muchas cosas, para empezar...¡FELIZ AÑO NUEVO ATRASADO A TODO EL MUNDO! Y segundo gracias por las 800 leídas pasadas. No he podido actualizar estos días porque no me encontraba bien y daba la casualidad de que PUM positivo en COVID, además de que ya he empezado las clases y lo llevo todo online. Pero prometo que si tengo tiempo y no me encuentro bloqueada escribiré y trataré de traer un capítulo cada una o dos semanas para que esto no se muera. Adiós y gracias por leer.

 𝗕𝗥𝗘𝗔𝗞 | Frey Stein (en pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora