243 𝒅𝒂𝒚𝒔. Sesshomaru x Rin. (+18) [PAUSADA]

3.

Tres días pasaron luego de que Rin firmara el contrato, ya era Lunes y comenzaba el día laboral en la empresa Taisho.

Ya se encontraba allí en la empresa, bebía un café mientras se paseaba por los pasillos del lugar, robándose las miradas de todos allí, caminó hasta llegar a la oficina de Sesshomaru.
Tocó dos veces y entró luego de conseguir el permiso.

- Buenos días, jefe. - bebió un sorbo de su café.

- Higurashi, ¿vienes por tus tareas? 

- Si, y busco mi cubículo.

- ¿Cubiculo? tienes una oficina para tí a la derecha.

La castaña lo miró extrañada pero asintió.

Su nuevo jefe dejó una carpeta llena de papeles arriba de la mesa

- Aquí esta todo lo que necesitas, la historia de la empresa y nuestras campañas actuales, como mi mano derecha necesito que te encargues de estudiar sus debilidades y las perfecciones, cuando esté listo me lo traes y lo analizo.

- Muchas gracias señor Sesshomaru, nos vemos en un rato.- Rin tomó la carpeta en sus manos y caminaba hacia afuera, cuando la voz de su jefe la interrumpió.

- Rin, antes acompañame que quiero mostrarte la empresa.

Antes de que dijera algo ya se había levantado y caminaba hacia afuera, ella lo siguió mirando todo en su camino. Se había percatado de como todos la miraban curiosos, otros la devoraban y muy pocas mujeres incluso la rebajaban.
Lo que es ser bonita, pensó.

Sesshomaru le mostró todo el lugar y en el camino se cruzaron a algunas personas bastante agradables para la castaña.

- Oye Sesshomaru, a mi no me mostraste el lugar cuando empecé aquí- reclamó una pelinegra.

- A mi tampoco me lo mostró - Se unió un hombre alto de cabello largo ondulado.

- Ustedes no son mi mano derecha. -respondió frío. Rin se sorprendió ante su tono de voz, con ella no hablaba de esa manera.

- Amargado. ¿Cual es su nombre, señorita? Soy Naraku y ella Kikyo.

- Higurashi, Rin. Un placer conocerlos.
La castaña sonrió mostrando su perfecta dentadura, pero sobretodo la hacía ver angelical, más que de costumbre.-

- Señorita Higurashi, no tenía idea de que ahora trabajaba para el señor Sesshomaru, permitame decirle, es mucho más hermosa de lo que me contaron.

Sesshomaru gruñó, aunque tan bajo que fue imperceptible por los presentes.

- Luego hablan, Rin tiene trabajo que hacer.

Y sin más, se encaminó nuevamente a su oficina. La muchacha lo seguía de atras, riendo por su actitud.

- Kikyo, ¿no te parece que el jefe le hechó el ojo a Rin?

- Serán delirios tuyos, Naraku.

Por su parte, Sesshomaru se metió a hacer su trabajo y Rin igual, aunque primero se acomodó en su nuevo espacio.

Tomó su movil y llamó a su hermana Kagome, estaba enojada con Ren, no era parte de sus planes charlar con él aún, y con alguien debía hablar de esto.

- Rin, ¿todo bien?

- Bien Kagome, acabo de terminar el tour que me dió Sesshomaru por la empresa, parece agradable por el momento.

-¿Sesshomaru? Dicen que es el mismisimo diablo.

- No es así, parece bueno.

- Cuidate de igual manera hermanita.

- Lo haré Kagome, bueno, solo quería avisarte eso.

- Oye Rin, dime, ¿es guapo tu jefe?

- Aquí entre nosotras, es el hombre más sexy que he visto, está tallado a mano por los mismisimos dioses.

No se percató al estar de espaldas, pero la puerta de su oficina se había abierto y la persona atrás de ella había escuchado lo último que dijo. Rin volteó al escuchar un rechine, y su rostro casi se cae de verguenza al ver a Sesshomaru mirándola divertido.

- Kagome, l-lo siento debo volver al trabajo... - Colgó.

- Señor Sesshomaru, yo... 

- Rin... - Se acercó a la joven nerviosa, quizá demasiado, ya que en poco tiempo estaba casi acorralada con la pared. - No sabía que pensabas así de mí.

- Yo, bueno... - No sabía que decir, era la mayor verguenza de su vida.

Sesshomaru tomó la cintura de su nueva empleada y levantó su menton. Ella estaba petrificada, mientras lo observaba acercarse cada vez más a sus labios.

- Voy a salir, toma mi lugar. -susurró cerca de su rostro, la soltó y salió de allí riendo, dejando a una Rin furiosa y avergonzada al mismo tiempo.

Maldito Sesshomaru, quien se creía para tratarla como a una conquista. Claro que esto no se quedaría así, pues era un angel pero no cuando se metían con ella, y su jefe se las pagaría, de eso no tenía duda.