They are my obsession

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Moscú, un tiempo.

Al llegar a casa, realizaron cosas triviales, junto con los preparativos para ir a la cama.

Después de unas horas de descanso, el soviético se despertó más temprano para una reunión que planeó con el estadounidense. Estaba dejando una nota para avisar de su ausencia cuando sintió un beso en el cuello.

- Buenos días, Bochis - habló casi en un susurro.

- ¿A dónde crees que vas?-dijo molesto y medio dormido.

- ¿Tengo una pequeña reunión de negocios con el capitalista?-abrazo al bolchevique - ¿Vas a ir conmigo? -

- Mi respuesta es evidente - lo miro con cierto enojo-. Voy a bañarme.

- ¿Y Third? - pregunto por cómo dejar solo a un Third calenturiento solo.

- Mierda, está bien, me quedo, pero... -Se acercó dando un leve toque entre sus labios, causando un poco de placer para ambos. Infórmame de todo, no me gusta que te guardes todo el trabajo para ti solo...

- Está bien... -Le dio un beso, causando en el contrario un leve gemido entre sus labios-.

No querían separarse de ese beso tan placentero y excitante, más las obligaciones del soviético no podían esperar a que terminara de estar con el bolchevique y muy probablemente el alemán, que para estos momentos tenían mil y un sueños húmedos como un chico hormonal de secundaria.

- Me despido, mi príncipe... -

Salió de su hogar rombo a un lugar que solo conocían los representantes de cada país, un lugar donde podrían relajarse, sin preocuparse del que dirán.

Dicho sitio es La Cafetería de Líder...

- Buenas, señor URSS, el señor Estados Unidos, lo esperaba por aquí - Una mesera de la cafetería lo llevó a un cuadro privado donde normalmente se dialogaba información confidencial entre los representantes o para tener un karaoke a todo volumen por sus paredes aislantes.

- Hasta que al fin llegas, soviético, te estaba esperando - dijo el norte americano con una mujer en su regazo, la cual era indudablemente hermosa.

-Sí, lo siento, mi esposa me estaba reteniendo, quería saber dónde iba... - dijo el soviético sentándose al otro extremo, indiferente de la mujer, la cual se molestó por no ser el centro de atención.

- Buenas, señor URSS, lo veo un poco estresado, quiere un... -La mujer fue cortada a mitad de su oración.

-No, gracias, cariño, pienso follarme a mi esposa cuando llegué de esta reunión y no quiero que se enoje conmigo por acostarme contigo, Puerto Rico - miró de reojo a la mujer, la cual salió indignada por el desprecio de uno de los presentes.

- No, Puerto Rico, solo estaba jugando... - Voltio a ver al soviético - Come on, me acabas de dañar la oportunidad de coger después de 7 años de guerra...

- Tranquilo, le haces un favor al mundo al no reproducirte-.

-Bueno, es cierto, si tú lo dices y me das la aprobación para salir con Rusia, es cierto, a menos de que quieras nietos, yo te daría varios, querido suegro - dijo con una sonrisa juguetona pensando en el hijo del soviético.

-No te ilusiones, dudo que mi hijo quiera ser algo tuyo-.

-¿Ya veremos?-El - El estadounidense miró al soviético con cierto recelo-. ¿Y de qué querías hablar? -

-Necesito un favor personal-.

- ¿Cuál? -

-Puedes... Mierda, ¿estarás feliz con esto? El estadounidense se quedó paralizado. ¿Qué favor necesitaría el soviético para que lo pusiera feliz?

¶{Con El Viento De Moscú }¶ CountryhumansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora