Berlín, 1945, fin de la Segunda Guerra Mundial
— ¿Señor, ya rodeamos la casa del Third Reich, proseguimos? — habló un teniente a espera de órdenes.
— Prosiga — dijo el ruso en la puerta de su enemigo, mientras daba pequeños golpes al objeto.
— Ya bajó, espera un momento —dijo el alemán mientras se colocaba una bata—. ¿Cómo estás, URSS? — preguntó ignorante de los soldados alrededor de la vivienda.
—Sabes por qué vengo, ¿verdad? — dijo el ruso serio.
— Ah, sí, pasa — mientras le daba espacio al ruso para entrar a la casa —. Bueno, haz lo que deses — dijo mientras se arrodilló ante el ruso y la mirada de los soldados.
—... — El ruso quito la bata del alemán para después calentar un acero con el símbolo comunista — Últimas palabras antes de perder tu libertad... —
— ¿Hacemos un último trato? — preguntó de forma inusual.
— ¿Cuál? — preguntó
— Tú cuidas a mis hijos y yo no gritaré a menos que tú me lo pidas, ni llorando, gemiré o rogaré— dijo el alemán, para extender su mano y tomar una pluma para firmar el contrato.
— Me parece bien... — dijo para tomar la mano del alemán y firmar — adiós a tu libertad — dijo para escuchar un grito desgarrador retumbar en el hogar alemán
— Mamá... — dijo tímido un niño con cabellos largos y unos ojos miel que te llevan al otoño
— Mamá, está bien, cariño — dijo el alemán agitado y adolorido.
— ¿Qué?, ¿por mierda no me avisaste que estaban aquí? — preguntó molesto el Soviético —. Sabes muy bien que no me gusta que ellos vean esto...
El alemán se limitó a solo callar.
El ruso tomó su cara por los cachetes y le volvió a preguntar
— ¿Por qué? — dijo el ruso más molesto.
— Que ellos vean quién realmente sois... — dijo en un murmullo oído por el soviético, quien intentó abofetearlo sin éxito al sentir cómo la mano fría y suave de Third lo detenía con fuerza.
— Creo que el Imperio Ruso te enseñó, que a los donceles no se les golpea — dijo recuperando su típica sonrisa arrogante, que a más de uno le robó el sueño.— Y yo creo recordar que ahora eres un objeto... — dijo para intentar bajar los ánimos en el alemán.
— ¿Y de cuándo acá las esposas countys tienen los mismos derechos de las humanas? — el alemán solo podía sonreír porque el ruso cayó en su trampa — Siempre debes leer la letra pequeña cariño, ja, ja, ja — dijo para señalar una parte del contrato la cual decía "El señor URSS acoge al joven Third Reich como pareja y adopta a los tres hijos que Third Reich"
— Ah, mierda, nunca debí haber confirmado en ti — dijo desanimado para después formar una sonrisa macabra en sus labios —. Aunque creo que no podrás cuidar a 8 niños y vas a terminar pidiendo que te mate, como siempre lo as hecho para huir de tus problemas.
En la cara del alemán se borró por unos instantes su sonrisa para volver a la normalidad.
— ¿Amor, quieres que te sirva un café? — rio para levantarse y preparar café para el ruso y él.
— Gracias, cariño por el café — dijo para tomar la taza de café que preparó su "esposa".
Mientras tanto, los soldados estaban totalmente confundidos por las acciones de su líder.
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¶{Con El Viento De Moscú }¶ Countryhumans
FanfictionThird Reich, Urss, Italia Fascista, Imperio Japones y Bolchevique, son la pareja de esta historia rara y sangrienta, que empezó mal... Y su final en duda, cuando tiempo puedes vivir sin equilibrio antes de caer al fondo, cuantos vivien así?, te incl...