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Miércoles.

JANE.

Me encontraba de camino al gran comedor luego de un largo y exhaustivo día.

—¿Nerviosa por esta noche, Preciosa?- habló Lily, mi mejor amiga y novia del sinvergüenza de mi hermano.

—¿Esta noche? -pregunté.

—Bromeas, ¿Verdad? -dijo desconcertada.

—No, Evans. No Bromeo. -hablé obvia.

Riddle. -respondió ella.

Mi rostro formó una expresión de sorpresa mezclada con PÁNICO.

—¡Diablos, lo olvidé por completo! -dije sentándome en la mesa de Gryffindor a un lado del grupo de mi hermano.

—¿Qué olvidaste, Bonita?

—Olvidé que en una hora debo estar en el despacho del profesor de pociones o reprobaré. -le respondí a Sirius, frotando mis sienes. 

—¿Quieres ayuda para relajarte? -preguntó en tono coqueto.

Quité las manos de mi cabeza y lo observé sorprendida.

—Tranquila, Jane... Era broma. -dijo para luego voltearse a decirle algo a Peter.

Estaba dispuesta a cualquier cosa que EL me proponga, pero bueno...

—Black, vuelve a decir algo con mi hermana y mi puño accidentalmente se impactará en tu rostro. -comentó James dándole una mirada de odio.



##




Respiraciones aceleradas.

Manos sudorosas.

La puerta del despacho de Tom Riddle frente a mis ojos.

Mis nervios dan un brinco hasta el cielo cuando mi mano golpea contra la madera tres veces. 

Y entonces lo vi...  

Potter. -habló obsequiando una sonrisa de lado. —Me alegro que llegara. -moviéndose a un lado hizo un ademan con su mano, invitándome a pasar.

Entré a la habitación y cerró la puerta detrás de mi, provocando que de un respingo del susto por el ruido.

—¿Las puertas la asustan, Señorita Jane? -preguntó sarcásticamente mientras pasaba por mi lado para sentarse en su escritorio.

—Solo cuando los desconocidos me encierran en un despacho a mitad del toque de queda. -respondí de igual manera, cruzándome de brazos en su dirección.

Rodó la lengua por su mejilla mientras me veía expectante.

—Siéntate. -ordenó con voz firme.

Sin chistar, me senté en el banco frente a su escritorio. Quedando enfrentados.

Mi respiración comenzó a acelerarse cuando nuestras piernas se rozaron levemente.

SALAZAR, NECESITO CALMARME.

—Página 76; Apartado tres. -añadió en el mismo tono, sin romper el contacto visual.

Nerviosa, dirigí la mirada a mi libro y busqué lo que me dijo.

¿QUE DIABLOS?

—¿Filtro amortiguador del habla? -pregunté observándolo confundida.

Sonrió torcidamente mientras subía sus brazos sobre el escritorio y hablaba.

Professor. [Tom Riddle]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora