04

4.7K 399 215
                                    

03:45 AM.

JANE

Luego de unas horas, había logrado caer rendida en los brazos de merlín. Hasta que en un momento de la noche escuché un gran ruido proveniente de mi escritorio que me hizo hizo reaccionar.

¡Petrificus totalus! -hechize a quien estuviese en la habitación.

Salté de mi cama y encendí la luz, la figura de alguien que conozco muy bien yacía en el suelo del cuarto.

—¡Sirius! -exclamé lanzandole el contra-hechizo, logrando que vuelva a su estado normal.

—¡¿Te volviste loca mujer?! -gritó levantándose y peinando su cabello.

—Te lo ganas por entrar ¡A mitad de la madrugada! -contesté pinchandole el pecho con mi varita para luego regresar a mi cama.

—Como si eso te molestara. -añadió burlón, recostando su cabeza en mis piernas.


NO MENTÍA.

ADEMAS DEL OBVIO CRUSH (que debieron haber notado) QUE TENGO CON EL.

LO CONSIDERO MI MEJOR AMIGO.

VIVIMOS JUNTOS, COMEMOS JUNTOS, BROMEAMOS JUNTOS  Y ESTUDIAMOS (a veces).

Y NO ME MAL ENTIENDAN, SOLO ME PARECE ATRACTIVO, NO ESTOY ENAMORADA SECRETAMENTE DE EL O ALGO ASÍ... LOS AÑOS LE SENTARON MUY BIEN Y ¡VAMOS! ¿QUIEN NO CAERÍA A LOS PIES DEL MALDITO SIRIUS BLACK?

VOLVIENDO AL PUNTO...
SUELE METERSE A MI HABITACION CUANDO SE ABURRE Y ESO ME AGRADA.

ES LINDO PODER COMPARTIR MOMENTOS CON EL SIN LA PRESENCIA DE MI HERMANO.

—Como sea. -habló levantandose de un salto. —¿Quieres ir por un poco de cafeína? -preguntó alzando repetidamente las cejas.

—¿Crees que me arriegaré a que me atrapen y me castiguen solo por una taza de café?

Sirius estiró una sonrisa cómplice y terminé.

—Por supuesto que si. -dije tomando su mano, arrastrándolo fuera de mi dormitorio.

Caminamos en silencio por el castillo, cuidando que nadie nos atrape mientras llegábamos a nuestro destino... LA COCINA.

—Éxito. -añadió mi amigo con una sonrisa, tomando dos tazas de una de las mesas, dirigiéndose a la máquina de Expreso.

Solté una pequeña risa, sentándome sobre la pequeña isla de la habitación, ya que la usan para cocinar, no hay sillas.

—Me sorprende que alguien como tú, rompiera el toque de queda, entre en una sala común que no es suya, subiera al dormitorio de las chicas, y que en ningún momento se le haya ocurrido tomar la capa de James. -hablé burlona.

—Que puedo decir, me gusta correr riesgos. -respondió con una sonrisa coqueta entregandome mi café.

Tomé la bebida caliente entre mis dos pequeñas manos, viéndolo reposar su cuerpo en la mesa frente a mi, su mano derecha sosteniendo un cigarro mientras que en la otra tenía la taza.

Dió una calada, soltando el humo, echando su cabeza hacia atrás.

Mi mirada no se corrió de él en ningún momento, soló admiraba lo tan MALDITAMENTE ARDIENTE que se veía.

En como el humo que salía de su boca lo obligaba a cerrar los ojos, su cabello amarrado en un pequeño moño sosteniendolo con su varita para que no se deshiciera, como las mangas de su camisa se remangaban hasta los codos y sus tres primeros botones estaban desprendidos, haciendo visibles los tatuajes de su pecho.

Professor. [Tom Riddle]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora