Cargada y con mucho hielo

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___ EREN ___

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___ EREN ___

Su casa es la última parada. Siempre procuro hacerlo así a pesar de que Ymir y yo vivamos en la residencia y dejarla a ella primero haga el rodeo mucho más largo. Los minutos que gano a solas con Mikasa siempre consiguen que prolongar el trayecto valga la pena. Soy consciente de lo nerviosa que está cada vez que Ymir anda cerca, así que es en su ausencia cuando se permite relajarse y bromear conmigo.

Detengo el coche bajo el amparo de una de las farolas que iluminan la calle y su luz se refleja grácilmente en los ojos de la chica, arrancándole brillos que contrastan en la oscuridad del coche.

Ella sigue hablando de algo a lo que hace tiempo que he dejado de prestar atención, quizás sobre ese chico del pub que, en su embriaguez, se ha derramado encima todo el contenido de su copa. Mikasa vuelve a reírse y su voz llega a mis oídos como una brisa de verano, suave y cálida. El carmín de sus labios sigue todos los movimientos de su boca en un baile hipnótico que logra atraparme durante el tiempo suficiente para que a ella le dé tiempo a sorprenderme observándola. 

Noto que me suben los colores y decido que es hora de salir del coche. 

El relente propio de noviembre me ayuda a espabilarme y me despeja la mente, despertándome de los embrujos de Mikasa. Ella me sigue y se refugia más en el calor de su abrigo, maldiciendo en voz baja cuando el aire entra en contacto con la piel desnuda de sus piernas.

La acompaño hasta el umbral de su puerta al compás del elegante sonido de sus tacones y la veo adentrarse en la oscuridad del recibidor para protegerse del frío. Sus ojos brillando como dos faros en mitad de la noche.

— Estás muy callado— advierte con un deje de preocupación en la voz.

Y es verdad. Llevo toda la noche pensando en cómo aumentar las ventas sin exponernos más de lo que ya estamos, y preguntándome por qué Levi lleva una puta semana sin dar señales de vida desde que hablé con él.

— ¿Te pasa algo?— la voz de Mikasa vuelve a sacarme de mi ensimismamiento. Esta noche está preciosa y ni siquiera me atrevo a decírselo—. Estás muy serio.

Niego con la cabeza y sonrío para restarle importancia, pero sé que tiene razón. 

— Estoy cansado, eso es todo.

Mikasa esboza una sonrisa y por mi mente pasa la irresistible idea de besarla.

De hecho, estoy a punto de hacer una gilipollez cuando es ella quien se me adelanta:

— Tengo dos pizzas en el congelador que guardaba para una ocasión especial— comienza con una una tímida sonrisa que deja adivinar el rubor en sus mejillas—. Hoy hemos hecho un buen negocio, así que...

Sí, hoy hemos hecho muchísimo dinero en comparación a cuando empezamos a vender. La mezcla de la mercancía de Zeke con la de Ymir está siendo toda una tendencia entre los jóvenes y su adquisición es mucho más flexible que otro tipo de drogas. No obstante, pese al increíble galardón que hemos hecho a nuestros bolsillos esta noche, son las 6am y ambos sabemos que ninguno de los dos tiene hambre.

𝐌𝐢𝐞𝐧𝐭𝐫𝐚𝐬 𝐜𝐚𝐢𝐠𝐚 𝐥𝐚 𝐥𝐥𝐮𝐯𝐢𝐚 [EreMika]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora