Capitulo 33(Final)

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Adhira

El silencio que le sigue a la muerte de Balderick es un poco inquietante, como si estuviéramos esperando que algo mas pasara, como si de la nada él se levantaría para atacarnos y pelear otra vez. Pero no ocurre nada, solo se siente el viento de la noche que nos golpea suavemente, pequeñas ráfagas que nos afirman que se terminó, que todo ha acabado. 

Veo mi mano a la cual le quedan rastros de ese diamante/roca extraño para luego sentir como una manos me toman de la cintura y me hace levantar la vista para ver esos ojos grises que me observan orgulloso y con tanto amor en su mirada que siento como se me aprieta el estomago que él se encarga de calmar con suaves caricias.

Raiden me abraza suavemente, volviéndome esa tranquilidad que no sabia que necesitaba ahora, un abrazo que me confirma que lo logramos, que terminó. Él se separa de mi dándome un beso en mi frente con una sonrisa genuina en su rostro.

Tiene su ropa toda sucia, en algunas partes rota, su cabello blanco esta lleno de tierra y tiene mas de un golpe o una herida en su rostros, pero aun así sigue siento el hombre mas hermoso que alguna vez pude apreciar.

-Nos vemos como la mierda-comenta riéndose-pero aun así te ves hermosa, amor.

Me rio con el unos segundos hasta que sentimos unos suaves pasos a nuestro lado, Alejandría se viene acercando con una sonrisa que le ilumina todo el rostro.

-Sabíamos que lo iban a lograr-habla refiriéndose a ella, su hermana y su prima-siempre confiamos en que lo harían.

Se gana frente a nosotros donde Raiden se mueve quedando a mi lado, aun abrazándome de la cintura, ella observa mi mano con los restos de diamantes/roca que quedan en ella.

-Así que esa es la razón por lo que lo logró.

La observo sin entender muy bien que sucede.

-¿Qué cosa?-es Raiden quien pregunta-.

-Eso que tienes ahí- apunta mi mano- era un trozo del meteorito que me dio los dones.

-¿Que?-decimos al unísono-.

-Sé que hay una historia de como es que un meteorito cayó y me dio los dones-dice tomando los restos rotos del meteorito- pero lo cierto que es la diosa luna misma bajo del cielo y me dio la roca, no era muy grande pero bastante poderosa. Ella es hermosa, no se que vio en mi para darme todos esos dones, pero confío en mi buen corazón y yo lo compartí con el pueblo, pero ella me dijo que tuviera cuidado, así que escondí el meteorito y no compartí todos los dones.

*El quinto elemento es poderoso, por lo mismo solo se lo compartí a mis hermanas, pero cuando la familia Knigth atacó mi hogar y quisieron robar el meteorito no me di cuenta que robaron un trozo de él, hasta un par de años después cuando descubrimos su plan. Pero ellos ya habían desaparecido, quisimos ayudarlos a sobrellevar su dolor con la perdida de su madre, pero su sed de venganza fue tanta, que los dominó. Años después buscando algún lugar para proteger a todos los descendientes me vine a Roma y cree esta academia junto a mis hermanas. Cuando ya mi tiempo había acabado, lo deje a cargo de mis sobrinos y deje una parte de mi alma aquí en la barrera para protegerlos siempre.

Alejandría se lleva los restos del meteorito al pecho y da unos pasos hacia atrás mirando donde estamos, seguimos en este circulo elevados del resto, con varios cadáveres a nuestro al rededor y suspira mientras nos observa con esos ojos violetas brillosos, como si estuviera apunto de llorar.

-Puede que algunas de mis decisiones no hayan sido las mejores-sigue hablando- y por lo mismo los Knigth prefirieron la venganza ante la bondad, pero espero que puedan seguir sus vidas felices y tranquilas desde ahora. No saben cuando me duelen sus perdidas, pero les agradezco también lo valientes que fueron al pelear y poder vencer algo que yo antes no pude-da un largo suspiro antes de mirarme fijamente mientras le corre una lagrima-. No les puedo devolver a sus amigos, pero si puedo arreglar este desastre.

AlejandríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora