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Un par de días habían pasado desde que Jeongin se encontró al lobo en la entrada de su casa.

En ningún momento le había hecho daño ni tampoco se movía demasiado de su sitio —la alfombra de la sala—, aunque seguía gruñendo siempre, lo cual al chico en vez de asustarle comenzó a parecerle divertido. Era un lobito un poco enojón.

El joven decidió que dejaría al animal quedarse hasta que sus patas sanaran por completo, pues aún parecía que le causaba dolor. Por otro lado, se encontraba pensando en que si bien había tenido un fin de semana tranquilo, fue un poco menos aburrido de lo usual.La compañía del can era reconfortante; se dejaba acariciar, olía a limpio, no hacía desastres y en general se comportaba muy bien. Quizás Jeongin estaba considerando tener un perro después de esto.

—Bien perrito del bosque, ¿qué veremos hoy? —habló al lobo, sentándose en el sofá como si este fuese a responderle— Tenemos las clásicas Friends y The Big Bang Theory — dirigió esta vez su vista a la pantalla pensando en cual elegir. El lobo lo veía mientras parpadeaba pesadamente, como si tuviese mucho sueño; soltó un bostezo largo y caminó hasta donde Jeongin se encontraba. Por unos instantes el chico pensó que el lobo iba a darle una señal y elegiría alguna de las series con la pata o señalando con su hocico pero vamos, lo único que hizo fue a recostarse a los pies de Yang.

Este rió por su imaginación. Esas cosas sólo sucedían en películas y con animales entrenados por supuesto. Al final, se decidió por la primera serie y agarró de la mesa ratona su plato con sándwiches y la taza con chocolate caliente.

—Uhm... ¿Ustedes pueden comer chocolate? ¿O también les hace daño como a los perros? —se preguntó a sí mismo bajito. Nuevamente el animal viéndole con sus brillantes orbes grises— Será mejor no arriesgarnos... —dijo para después dejarle la mitad de uno de sus sándwiches.

Puso play a la serie y justo después de un capítulo y de haber terminado su almuerzo, el azabache calló dormido. El lobo se levantó de su lugar para comprobar que el chico estaba dormido, y justo después dio unos pasos hacia atrás. En menos de diez segundos, el grisáceo lobo dejaba de mostrar su pelaje por una piel que lucía tan tersa y blanca como la nieve que yacía afuera. Un hombre con brazos, torso y muslos marcados y dignos de envidia apareció en medio de la sala, teniendo aún el par de lindas orejas lobunas en su cabeza además de la larga y felpuda cola gris con blanco en la punta. Cabellos plateados, ojos del mismo color tirando a azules en ocasiones y facciones tan delicadas como afiladas y varoniles. Era verdaderamente apuesto.


Aunque, bueno, estaba desnudo.


Y claro que eso era normal para el joven que podemos conocer como híbrido, al menos, en su manada, acostumbraban estarlo y solo usar una abrigada túnica y botas en específicas situaciones.

Sonrió al imaginar al chico que le brindó morada viéndolo totalmente abochornado por estar como vino al mundo.

Aprovechó entonces para estirar su cuerpo, aunque con algo de dificultad pues recordó que tenía su antebrazo izquierdo y parte del tobillo derecho vendados. Soltó un bajo gruñido de su garganta al recordar como fue apresado por las malditas trampas de los cazadores, de las cuales seguramente no se hubiese librado sino fuese por su parte humana. Pero su molestia se suavizó al recordar como el muchacho frente suyo —a pesar de estar muy asustado— le brindó ayuda y aunque pudo haberlo corrido de allí, lo seguía cuidando inconsciente, al no dejarlo morir de hambre ni de frío.

Se agachó hasta que la altura de sus rostros fue la misma y con sus dedos apartó unos mechones de la frente del pequeño chico que tapaban sus ojos. Le observó con atenta apreciación; cada detalle del tierno rostro. Era dulce. Cabello suave, ojitos alargados y brillosos cuando estaba despierto, mejillas levemente rosas, al igual que la nariz y esos labios esponjosos entreabiertos. Lindo. Bonito. Precioso.

In The Forest 🐺 || ChanIn.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora