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Jeongin había permitido que Chan se quedara en su cabaña; después de aceptar ponerse unos pantalones de chándal —porque una camisa y unos boxers bajo eso eran mucho pedir—, el azabache decidió que no estaba de más enseñarle unas cuantas cosas de mantenimiento básico del hogar, después de todo ahora eran dos y él no debía descuidar su trabajo. Ahora mismo, le impartía al híbrido unas pequeñas clases de cocina para cuando no estuviera.

—...Cuando la carne cambie a marrón, significa que ya está lista. No la dejes cocinar mucho porque sino queda muy dura, uh aunque no creo que sea problema para ti con esos colmillos —dijo soltando una risita a lo último en lo que agregaba algo de orégano y especias a la preparación, bajo la atenta mirada de Chan quien mantenía su rostro apretujado entre sus manos y los codos apoyados sobre el cimiento.

—Huele muy bien... —murmuró, aunque fue lo suficienteme audible para Jeongin, quien esbozó una sonrisita ladina observándole de reojo. Un suave "gracias" salió de sus labios y rápidamente volvió su vista hacia la estufa— aunque, no me molestaría comer carne crud-

—Nop. No, nopi, nada de carne sin cocinar.

—Pero-

—Ahora que descubrí que eres al menos un noventa y nueve por ciento humano con habilidades metamórficas, no permitiré que comas cosas crudas, ¡tienen muchísimas bacterias! —le señaló con las pinzas mientras posaba la otra mano en su cadera. El peliplata bufó haciendo un mohín fastidiado.

—En mis veintitrés años de vida, lo que sea que sean las bacterias no me han hecho nada —murmuró rezongando pero Yang se volvió a verle alzando una ceja.

—¿Qué dijiste? —habló seriamente mirando por el rabillo del ojo como las orejitas del híbrido se hacían hacia atrás. Se recordó a sí mismo un poco a su propia madre, la señora Yang. Uff, se estremeció de solo pensarlo, pero se mantuvo impasible.

—¡Nada! —sonrió Chan con inocencia y cuando el pelinegro se giró, enarcó una ceja disminuyendo un poco su sonrisa —"El niño tiene carácter, me gusta", pensó.

Después de que todos los alimentos estuviesen listos, pudieron sentarse a cenar, cada quien muy a su manera. Aunque Jeongin intentaba enseñar al híbrido como usar los cubiertos ya que éste nunca había comido arroz o ensaladas.

—Esto es muy difícil de comer, pero sabe rico —puchereó y Jeongin soltó una risita mientras le ayudaba a cortar su carne.

—Me recuerdas a un niño pequeño que hay que darle todo —rió nuevamente y el mayor le observó con curiosidad, el azabache tenía una sonrisa tan hermosa; sonrió de labios sellados casi por inercia. Le gustaría hacer mantener esa expresión por más tiempo.

—¿Cómo un cachorro? —Jeongin despegó la vista del plato para mirarle a los ojos, esos gélidos pero hipnotizantes y brillosos ojos grisáceos. Parpadeó un par de veces saliendo de su ensoñación con una media sonrisa.

—¿Así les dicen en tu manada a los más pequeños? —Chan asintió animado— entonces si, justo como un cachorro.

Chan esbozó una cálida sonrisa de labios sellados nuevamente y una vez más, pudieron proseguir con su comida; Jeongin alzaba su vista de tanto en tanto pues notar las expresiones del joven frente a él mientras probaba cada alimento nuevo, era algo deleitante a la vista.

Durante unos segundos se mantuvo así pero sintió la vergüenza invadir su ser cuando los ojos grisáceos se alzaron encontrándose con los suyos. Solo atinó a dar una pequeña sonrisita cargada de nervios y bajó la mirada hacia su plato mientras un delicado rubor se esparcía sobre sus mejillas. Se sentía como un jodido adolescente de trece años.

Devoró rápidamente lo que quedaba en su plato y se levantó trastabillando en el proceso. Chan, prefirió no comentar nada al respecto de su rostro sonrojado y el fuerte latido de su corazón que logró escuchar gracias a sus agudos sentidos.


Que interesante situación.



***



Después de aquél —en la mente del azabache— incómodo momento, Jeongin se encargó de lavar todos los platos y justo después se recostó a lo largo del sofá, dispuesto a dejar una película para quedarse dormido. Aunque a decir verdad, el ajetreo de ese día fue suficiente como para dejarlo agotado y con el cansancio volviendo pesada su visión.

Por mientras, Chan se había quedado barriendo la sala y la cocina a petición de Yang y se le estaba haciendo bastante tediosa aquella pequeña labor, ¿cuál era el objetivo de limpiar el suelo si se iba a volver a ensuciar? No lo entendía.

—¿...Por qué enciendes tu Netflix sino lo vas a ver? —preguntó, pensando si estaría bien decir que ya había terminado de limpiar.

El chiquillo que empezaba a dormitar abrió los ojos con pesadez intentando enfocar al híbrido y coordinando las palabras en su mente. —Oh, pues... ya me acostumbré supongo, no me gusta sentirme solo y es más cómodo si escucho a personas hablando de fondo —murmuró siendo observado con curiosidad por el platinado; se encogió de hombros dándose la vuelta con una media sonrisa somnolienta y le restó importancia— suena raro pero, para mí funciona.

—Que curioso... —murmuró el híbrido, sin embargo no se sorprendió mucho por aquél hábito. A él también le agradaba escuchar los sonidos del bosque antes de descansar.

Dejó la escoba de lado una vez que terminó de barrer —lo mejor que una persona acabando de aprender puede hacerlo— y estiró sus brazos sobre su cabeza, tronando su cuello otro poco, mientras soltaba un largo bostezo que dejaba a la vista sus colmillos por unos cuantos segundos.

En unos instantes retornó a su forma lobuna nuevamente y se acomodó en la alfombra que se había vuelto su más cómoda cama durante su estadía allí. Con un resoplido y una última mirada hacia su niño de oscuros cabellos y cayó dormido.




***











Quedó cortito jsjsj :(

Holiii, ¿cómo han estado? Disculpen la demoraaa

Mi intención era alargarlo un poquito, pero no me dio para más la inspiración

Intentare traer el siguiente capítulo pronto uwu


Gracias por leer, besos~♥

In The Forest 🐺 || ChanIn.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora