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¡No voy a hacerlo, ¿acaso puede entender?!

—¡¿Te atreves a desafiar a tu líder de esa manera?! —gruñó el hombre quien le llevaba un par de décadas de edad al híbrido a unos metros de distancia. A pesar de lo antes mencionado, se mostraba todavía fuerte y dominante, con un semblante serio y para nada agradado de lo dicho por Bang.

—Sabe muy bien que le respeto Inyeop, pero no voy a aceptar una imposición como ésta. —habló el joven, intentando mantener la compostura para no abalanzarse hacia su jefe y clavarle una mordida en la quijada.

Es una orden; mi hijo te quiere mucho, para mí pesar tal vez —el menor soltó un gruñido ante eso—, y he depositado mi confianza en ti para que lo cuides, ¿y osas rechazarlo?

Nunca le haría eso-

—¿Rechazas a mi posesión más valiosa?

—¡Él no es una posesión, es un omega que puede decidir casarse con quien quiera!

—¡¿Y qué nombre crees que me responderá Hyunjin si lo llamo para preguntarle que alfa quiere que lo despose en éste mismo instante?!

Las feromónas de ambos alfas se expandieron con rapidez por toda la cueva, denotando más que enojo y sus pechos resonaban en audibles gruñidos entre respiraciones mientras su sangre iba fluyendo gracias a la adrenalina.

Estaban listos para empezar una riña en ese preciso instante, de no ser por los gritos cercanos de unos alfas compañeros de Guardia.

¡Estamos siendo atacados! ¡Llamen a Inyeop! —se escuchó y pronto un par de disparos y aullidos resonaron en la lejanía del claro donde se hallaba su aldea.

Ambos alfas cambiaron a sus formas lobunas con expresiones de preocupación antes de ello y olvidando su pequeño altercado, se dirigieron colina abajo con el resto de la manada.

—¡Jefe, nos atacan los cazadores!

Maldición, ¡Guardias! ¡Lleven a los omegas y cachorros al refugio base y no olviden cubrir los rastros! ¡Los demás, recojan todo lo que puedan, hay que distraer a esos desgraciados! —ordenó el líder y pronto, todos se pusieron en marcha.

El caos se había desatado entre las feromónas llenas de temor que desprendían los omegas y los pequeños cachorros sollozantes, sobre todo cuando un árbol seco comenzó a incendiarse cerca de ellos.

Chan cargó entre sus brazos a varios de los chiquillos, acercándolos hacia el grupo encargado de llevarlos y los contó un par de veces antes de asegurarse que no faltara ninguno lejos de sus padres.

De soslayo, divisó a su hermano a unos cuantos metros junto a su padre Heechul, con quien ayudaba a levantar a un beta herido del torso. Iba a aproximarse hacia a ellos una vez terminada su labor, pero ese característico aroma a cerezas que conocía bastante bien le hizo volteárse.

¡Chan hyung! —llamó Hyunjin, quien iba corriendo entre pesadas zancadas sobre la nieve hacia él, ondeando su largo cabello al igual que la túnica de seda que traía puesta, más no pudo evitar que un gruñido saliera desde el fondo de su garganta al verlo allí.

Maldición Hyunjin, ¿por qué no te has ido? —regañó y el menor bajó sus orejitas con sus ojitos empezando a cristalizarse por como le habló.

Ch-Changbin y-y tú son mis Guardias...
-Pero pudiste irte con Yoongi o el resto de los de alto rango, incluso con tu padre. Estás en peligro aquí cachorro-

In The Forest 🐺 || ChanIn.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora