- Eh- -no vi venir lo de la salsa... Pero si veo venir a Ida
- ¿Salsa? ¿Cómo "salsa"? -preguntó curiosa y confundida esperando a mi respuesta. Pero, Katherine se adelantó.
- El profe Sal baila salsa -explicó jugando con sus manitos. Aaaaah ¡Una ternura!
- Ooooooooooh -dijo Ida- sí, sí. Ya veo. Pues... Si quieren bailar salsa -encogió los hombros con una leve sonrisa y, todavía, esperando a mi respuesta.
- No se diga más.
Obviamente los iba a complacer y sí, mi hermana no es la única que se lleva de la mano con bailar.
- No hay límite de integrantes para cada grupo y pueden participar en más de uno. Arreglenselas.
Dije para ir a arreglarmelas yo para poner la música.
Idann los observaba. Hasta comenzaron a hablar. Supongo que los ayudó a organizarse.
No es por nada pero... Cerca de niños se ve preciosa. Ojalá y encuentre a un tipo que la llene de hijos ¿No?
Amiga mía, lo sé, solo vives por él que lo sabe también, pero él no te ve como yo suplicarle a mi boca que diga que te ha confesado entre copas. Que es con tu piel con quién sueña de noche...
Decía la canción por la cual me decidí.
- Y que enloqueces con cada botón que te desabrochas pensando en sus manos... ¡Él no te ha visto como yo suspirando! -cantaba acercándome a la clase.
Ida cantaba la canción en voz baja.
Katherine estaba emocionada. La cargué mientras cantaba y daba vueltas como si bailaramos para dejarla en el piso y bailar un poco, solo. Otros niños cantaban e intentan bailar. De vez en cuando bailaba para ellos y les enseñaba pasos básicos. Pero hoy precisamente están tímidos.
Sí, sin aguantarme, fui a pedirle a Ida que bailemos. Vamos, bailar solo no es muy bueno 😉. Sé que se quiso negar pero terminó aceptando.
Pude tomarla de la cintura y de la mano, era lindo y sí sabía bailar como sospeché. Y, otro dato, ya no usaba el mismo perfume, sin embargo, este era embriagador y fresco.
Ida, Ida, Ida, no pierdes el toque.
En serio, Ida es el tipo de mujer que hace creer que su vida es completa y perfecta. Creer algo así es una tontería y más siendo levemente cercano como lo era yo. Pero eso daba a creer sin querer.Claroooo, no es tampoco la única mujer en el mundo que gusta de tener su vida en orden y de estar arreglada, lo sé jejje solo que... Ella es Ida.
En fin, dió unas cuantas vueltas y bailó para los chicos. Cantaba señalando a las niñas, fue divertido y quizá, la canción correcta.
Hubiera querido levantarla y hacer esos pasos épicos de salsa pero... Quizá sería pedir demasiado para un pequeño baile.
Su energía era muy suelta y alegre, sin embargo, no me quede atrás, también di mis pasos. Fue bastante inolvidable el momento.
Acabó la música (la cual siempre se podía bailar y cantar con mucho sentimiento, según yo), fui a apagar el equipo, Ida arregló su cabello y su ropa mientras reía un poco.
- Bueno... Vaya, ¡Que rico fue bailar para ustedes! -rió un poco más- ¡pero bueno! -chocó sus palmas- hora de continuar. Por favor, hagamos lo que el profesor Mangan ordenó -pidió señalándome- y bueno, nada -rió nuevamente. Parece que seguía emocionada.
- Bueno, yo aquí me quedo -me senté en el suelo- hagan sus presentaciones.
- Nooooo -dijeron todos.
- ¿Qué? ¿Quieren más baile?
- ¡síí! -respondieron algunos.
Sonreí y miré a Ida- ella debe irse ¿Ok? Vamos. ¡Arriba los ánimos! Que... -pensé un poco- bueno premiaré al que lo haga mejor.
Ida no se perdía de ninguna novedad.
- Bien, los ayudaré -dijo, no sin antes reir.
La clase comenzó a colaborar e hicieron sus presentaciones. E-ran u-na ter-nu-ra an-dan-te mientras explicaban sus temas. Es que la mayoría tenía 10 años.
Ida era la que se ocupaba de hacer las preguntas. Yo solo estaba allá atrás votado.
Para terminar... Debo seguir diciendo lo linda que era esa mujer con los niños... ¡Lo siento! Pero... Era... ¡Es! ¡Bellísima! ¡Atractiva, amable, dulce, atenta... Y estar cerca de ella y tocar su suave costado y mano...!
Claro que aún era muy pronto para alarmarme y decir ¡La ... Madre estoy enamorado! Pero si era demasiado lindo.
Ella hizo lo suyo, sus vídeos, sus preguntas, sus fotos, y se marchó.
Se despidió de mí de lejos y me agradeció.
Mujer ¡Aceptame un café! ¡Qué gracias ni qué nada!
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Mi esposa Ida
RomanceExiste arte en la interpretación, en una sonrisa muda, en la duda, en las expectativas y en asumir lo que no oyes. Con Ida, mi esposa, todas estas artes fueron practicadas casi siempre. te enseñaré como pasar de esto: - Si pudiera ser la toalla co...