Rosas para todas menos tú - parte III

17 1 0
                                    

Inevitablemente pienso en todo lo que hice mal. Intenté hacer lo mejor, intenté ser honesto, intenté confiar en que arreglaría las cosas, intenté creer que no saldría tan mal, que no era tal idiota la idea. Intento creer que si pensamos que las cosas son un poco un juego, sí logramos avanzar ingeniosamente... Pero ahora estoy inseguro sobre todo. La otra colega de Ida me remató son su mirada, era por encima del hombre y decía "lunático". Me jode tener que actuar como sorprendido y decepcionado por algo que saldría mal a simple vista. Me duele, me duele todo. Odio cuando me enamoro fuertemente y todo de esa persona se me hace imposible de olvidar, de no extrañar. Que todo me parezca lindo. Porque el amor es fuego y el corazón de papel.
Pero lo que más me duele es que ella no se digne por ningún motivo a hablar de corazón conmigo, sabiendo que es lo que quiero. ¿Qué quiere que haga? ¿Ella quiere que entienda que ya todo acabó? ¿Y ya? ¿Sin hablar? ¿Debo fingir que estoy bien si la veo cerca? ¿Ahora debo fingir que no la conozco bien? ¿O quizá deba seguir dándome esperanza? Pensar cosas como últimamente no está bien; tal vez algo no anda bien en su vida; quizá necesita tiempo. ¿Qué debo hacer? Me duele. Me duele... Extrañarla, pasarme tiempo en su chat solo para ver cuando está en línea y cuando no, ser un tonto si escucho que me llegó un mensaje y creer que es ella. Me siento tan tonto ¿Es eso? ¿Me enamoré solo? ¿Esto fue un "no funcionó? POR LO MENOS QUIERO SABER AHORA MISMO QUÉ DEMONIOS PASARÁ PARA SABER QUÉ HACER.

Ya sé que hacer. Me levantaré del piso e iré por mis muchachos y les pediré perdón.

Ida y Mariana nuevamente

—¿Cómo le va?

—Le juro que increíblemente estoy mejor.

—Que bueno. Y cuénteme¿Que le hizo ese ser humano en el teléfono?

—Ni lo he visto... No quiero verlo —dijo tapando sus ojos con sus manos. Seguía procesando su discusión con Sal.

—Amiga, váyase a su casa. Descanse, duerma, coma, mire una serie y allí cuando esté más calma revisa su celular. Capaz y usted no lo ve capaz pero y si le roba alguna cuenta? No confíe en nada. Ese hombre se ve demasiado cínico.

—¿Cínico Mariana Jimena?

—Hey, ay no ¿Por qué me llamas de mis dos nombres?

—Es que...

—Idann Paola Higareda ¿Le tienes lástima?

—No...

—¿Entonces?

—Bueno... No es eso. Bueno un poco.

Mariana la mira desconfiada.

—Mire, Sal es...

—No me diga nada. Vaya y hable con él si es lo que quiere. Yo no tiraré la primera piedra.

—Pero... ¡Qué no es eso! No es una mala persona... Sólo es así. Atolondrado... No sé... Impulsivo, hace sus peores ideas... P-pero no es una mala persona y no es de malas intenciones.

—Pues a mí no me diga nada. Vaya y disculpese por la madre que le metió en el cachete si es lo que quiere.

—Lo que pasa es que se le da por hacer esto justo cuando me siento así. y de paso lo del ginecólogo —Continuaba desahogándose sin oír lo anterior.

—Mire... Se pasó. Admitalo. Ese man se pasó de la raya Idann. Yo que usted dejo las cosas así.

—Pero es que yo...

—Nada señora, él debió actuar como una persona normal. Esperar a que usted le quiera hablar o por lo menos cohibirse de hacer una putada solo por impulsos. Pero si usted es débil, vaya pues, vaya con él.

Mi esposa IdaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora