Para Ida y para Mí

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-Ida

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-Ida. -esperé unos segundos. Al no tener respuesta, me acerqué a su oído para susurrar- Idann, ¿Está dormida?

Se quejó un poco- sí.

Era de madrugada pero yo no tenía sueño y la envolví con mi cuerpo en una especie de abrazo. Ni se inmutó.

-Tu piel combina muy bien con mis sábanas.

No me respondió.

Les contaré.

Luego de aquella fiesta y aquel beso, la invité a salir como de costumbre. Pero aceptó... Primero la llevé a un café.

Allí me hizo reír tanto que derramé el café.

Es que, en las citas habla mucho de cuando éramos jóvenes, mis tonterías y las suyas con Merihan. En tan solo tres minutos de la cita ya una simple servilleta le recuerda a cualquier cosa del pasado que me avergüenza.

Voté el café por toda la mesa, le salpiqué, seguí riendo y ella también. Se puso roja de tanto reír.

La segunda cita fue en el cine.
Tuvimos una seria negociación y Merihan no dejaba de mandar mensajes interrogándome.

Ella quería ver una película de Adam Sandler. Yo quería ver una de terror y zombies. Es que me gustan esas películas.

Así que quedamos en ver las dos ya que la de Sandler era antes que la de terror.

Cómo Idann se sale con la suya, me hizo comprar todo dulce que me dijera... Y no, no soy pendejo, sólo... Sólo dejé que se aprovechara un rato, pues.

- ¿y? ¿Nos vamos a un hotel en África y dormimos juntos y luego vuelas en el aire con un paracaídas?

-callese... -demandó fastidiada mientras salíamos de ver la peli.

Igual me acerqué para rodearla con mi brazo- ¿cuál fue su parte favorita?

-cuando tuvieron la segunda cita, claro y, cuando se hicieron los masajes y cuando él iba a su casa y lo atendió el tipo ese... O el partido de béisbol.

-vaya romántica me vine a encontrar

Ella sólo bajo su mirada con una media sonrisa

Con la otra película hasta tembló. Realmente disfrutaba de la dulce venganza con gomitas y maní.

Luego de la peli, no podía verse más traumada. Fue una película muy triste la verdad. Hasta yo pensé en el sentido de la vida luego de tanta sangre...

Al salir de la sala la fui a molestar también. Simulando a un zombie que la comería desde la espalda.

Se retorció y me regañó.

-es que a mí nadie me quiere... Nadie me come ni a nadie como... -hice un puchero.

-deje de bromear con eso... No es divertido y los zombies son horribles...

Mi esposa IdaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora