INTERESES volkacio

🎄| EPÍLOGO

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Separe la taza de café caliente de mis labios observando los documentos que se encontraban entre mis manos, Nochebuena se acercaba y el frío clima atacaba la ciudad, la carga de trabajo aumentaba y con el mi estrés.

Greco se encontraba frente a mí observando cada uno de mis movimientos con detalle, pase de él olímpicamente fijando mí mirada en lo que tenía entre manos.

-¿Qué tanto miras, Greco? -archive los contratos con delicadeza después de haber hecho una revisión final.

-Tengo una duda un tanto existencial. -bufé ante aquella afirmación.

-¿No crees que ya estamos "mayorcitos" para eso?

-Nunca es tarde para nada rusito, ni para el amor ¿Cierto? -apoyó ambos codos sobre la mesa con las manos entrelazadas para después posar su cabeza entre ellas, como quien mira a su enamorado.

-¿Te enamoraste de Horacio desde el primer momento, Volkov? -pregunto curioso.

-No -respondí; sintiendo el calor envolver mi rostro, al cabo de un rato añadí-: Los sentimientos aparecieron... casi sin darme cuenta.

Rebusco en mi corazón, pero, la única persona que recorre por completo mi sentir es Horacio y el extraño sentimiento que desconocía hasta hace un año. Como las estaciones del año marcaban algo nuevo en mí, la primavera haciendo florecer mis sentimientos, verano moldeándolo con su calor y otoño forzando el amor con su templado clima...

Sin tocar el invierno con sus días más cortos, noches más largas y temperaturas más bajas, el cual reconforto por completo mi sentir, abriendo por completo mi corazón para aceptar el amor en su totalidad.

Lo monótona que eran las fiestas en mi vida habían dado un giro sorprendente, el compromiso dejó de ser parte de lo que alguna vez fui, acepte no reprimir mis sentimientos, el enamorarme, que me rompan el corazón, acepte lo que tenga el destino para mí; porque el amor debe sentirse como cuando el cielo está en sus tonalidades más extravagantes, envolviendote con sus tonos naranjas y rosados, una revolución de colores para un montón de sentimientos.

Ya no estaba en aquella cafetería donde todo había empezado, mi mente me había llevado a un lugar más allá, uno alejado de todo y todos y ahí es donde quería estar con Horacio.

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-¿Horacio?

-Viktor, ¿Qué haces aquí? -dijo con una preciosa sonrisa dibujada en el rostro.

-Tenemos que irnos, tenemos que irnos ahora que el valor recorre mi cuerpo entero.

-Yo... volveré por mis cosas y nos vamos. -murmuró dándome la espalda para comenzar la marcha hasta donde sus pertenencias se encontraban, no había podido evitar salir seguido de mis impulsos del "Noir bistro" dejando a un confundido Greco con el café en mano y la palabra en la boca.

Había ido a buscar a Horacio directamente a la escuela de música para llevarlo conmigo donde los colores son como los sentimientos, el mar, la playa.

Tomando el primer vuelo a las afueras de la ciudad, huyendo de las frías temperaturas para ser abrazados por costas cálidas. Nos fuimos sin nada, solo con lo que encima llevábamos en aquel momento, huyendo del mundo aun estando en él.

La noche estaba a punto de caer y los tonos naranjas se mostraron tan vivos como lo que sentía por él, tan intenso, colorido y bonito. Tome su mano entrelazando sus dedos con los míos, como si sus delicadas manos estuvieran hechas para estar con las mías. Las bese y sus preciosos ojos bicolor se encontraron con los míos.

-Esto es precioso Volkov -no había mejor recompensa que esa, el brillo de sus ojos provocado por mí.

-Horacio -interrumpí -, conociéndome sé que te voy a querer siempre. -dije antes de comenzar a caminar sobre la arena a la orilla del mar, de la mano de Horacio, con nuestras prendas arremangadas para no ser tocadas por el agua -sin éxito- noto a las apenas notables estrellas, celosas de vernos pasar.

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Noche buena había llegado y esta vez la mesa del comedor se complementó con un plato extra y con cierto chico a mi lado, llenando aquel lugar con la luz que solía radiar, un año atrás no había podido si quiera preparar algo para él, la conflagración de emociones con la que me había tenido que enfrentar, me limito a darle más de lo que esperaba, pero esta navidad cambiaría algo, entregaría algo que representaba más que solo historias de hilos rojos.

La noche había mejorado conforme más se acercaba la navidad y el muérdago que Aleksandra colocó sobre nosotros fue el detonante para que de una vez por todas vinculara nuestros corazones en solo uno, antes de siquiera mis labios entrasen en contacto con los suyos, me levante del espacio que compartía cómodamente con Horacio y me hinque frente a él. Introduje mi mano en el interior de la chaqueta, sacando aquella cajita que esperaba ser presumida a los demás.

Horacio estaba tan estupefacto como los demás presentes, pero mi mundo solo se mostró frente a mí, solo él y yo nos encontrábamos en aquel lugar, tome sus manos con delicadeza y de nuevo nuestras miradas entraron en contacto, conectando de nuevo.

-Horacio ¿Quieres casarte conmigo? -las lágrimas se hicieron presentes en más de un par de ojos.

-S-si ¡Si quiero! -el color carmesí inundó sus mejillas, cautivándome con su preciada piel, me levante posando mi mano sobre su mejilla y uniendo nuestros labios, encajando a la perfección.

Coloque el anillo sobre su dedo anular de su mano izquierda, era gracioso porque días atrás, cuando tuve en mis manos aquel anillo investigue el lugar donde debía ser colocado. Sus bicolores brillaron y fijaron su mirada en aquel artefacto, tan especial y único como lo era él.

Quería crear mi propia historia de amor, ser un romántico sin remedio, sentir que exploto de amor, ser un cursi o que Horacio se cursi conmigo, como aquellos días de campo, los viajes, las cartas que nos escribimos, nuestras manos entrelazadas al caminar, los bailes tontos, las risas, los llantos, sus brazos que están ahí para consolarme y, al cabo de un tiempo, también sus labios.

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By: Naknnis (@Naknnis19)

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Por favor miren el siguiente capítulo antes de irse ^^