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El Noir Bistro estaba prácticamente vacío a aquella hora. Todavía era temprano para que comenzaran a llegar los clientes habituales de la noche, pero ya era tarde para aquellos que habían alargado demasiado el café de la merienda.

Horacio, en su día libre, ocupaba junto a Volkov una de las mesas que había al lado de la ventana. Sentados frente a frente, conversaban ante la atenta mirada de Blake que, entre cliente y cliente, trataba de no perder detalle del lenguaje no verbal que aquellos dos hombres compartían.

Horacio tenía los codos apoyados sobre la mesa, se había inclinado hacia delante y parloteaba sin cesar, con un atisbo de sonrisa presente en sus labios, indicando lo mucho que estaba disfrutando esa conversación.

Volkov escuchaba con atención, la espalda reclinada en el asiento y sus largas piernas ligeramente estiradas bajo la mesa de forma que ocupaban parte del espacio de Horacio, aunque era evidente que a éste no le importaba lo más mínimo.

Su rostro habitualmente serio se veía suavizado por una expresión tranquila y sosegada, y por el leve brillo de esa sonrisa que parecía instalarse en su rostro cada vez que su falso novio estaba cerca.

- ¡Y resulta que Ramin D va a dar una MasterClass en la escuela dentro de dos meses! -

- ¿Quién? -

Horacio abrió mucho los ojos, mirándole con incredulidad.

- ¿No sabes quién es? -

- Eh... no he tenido el placer. -

- ¡Ramin D, el compositor! Iron man, Pacific Rim... ¡Juego de Tronos! ¡No hay otro Ramin D! -

- Siendo sincero, he oído hablar de esa serie pero nunca he tenido tiempo de verla... -

Horacio casi se levanta de la mesa debido a la impresión.

- ¿Cómo que no has visto Juego de Tronos? ¿Pero en qué mundo vives? ¡Tenemos que verla! El final es una mierda pero...-

Volkov no podía evitar reírse al ver a Horacio tan emocionado. Llevaba así desde el día que habían ido a matricularse a la academia de arte. Su energía parecía no agotarse nunca, como tampoco se agotaba la calidez que inundaba el pecho de Volkov cuando veía el brillo de esa mirada.

- Podemos ir a tu casa y verla allí, que tu tele es más pro, aunque claro, son muchas temporadas y no sé si-

Las palabras murieron en sus labios al mismo tiempo que su mirada se fijaba en un punto concreto al otro lado de la ventana. Su sonrisa había desaparecido por completo.

- ¿Horacio? ¿Sucede algo? -

Sin responder, Horacio cruzó una rápida mirada con Blake, que al parecer también se había dado cuenta de lo que ocurría. Volkov, incapaz de interpretar las expresiones en sus rostros, dirigió la vista también hacia la ventana.

Reconoció al hombre con aspecto de motero y expresión desdeñosa que se acercaba hacia la cafetería, era el mismo con el que Horacio había discutido el día que se conocieron, justo antes de aquel beso que le había dado la vuelta a toda su vida.

Volkov frunció el ceño y se incorporó levemente, preocupado por la reacción que había tenido Horacio al verle, pero éste se adelantó y, tras posar un momento la mano en su hombro y murmurar un "espera aquí, por favor", se dirigió a la puerta para salir al encuentro de aquel tipo.

Volkov no pudo escuchar la conversación desde donde estaba, pero sí podía ver la postura tensa de Horacio y la forma en la que aquel desconocido intentaba invadir su espacio personal, a pesar de estar siendo rechazado una y otra vez.

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