Especial de navidad

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Junta:

-¡Mami! ¡Mami! ¡Mira! ¡Brillo como papá! -farfullaba el pequeño, que había salido corriendo a la sala.

El azabache sentado en uno de los sofás, quitó su vista de los papeles que tenía en sus manos y la fijo en el pequeño.

Examinando al mini yo, el omega no tardó en preguntar con tono cuestionable-: Chunta ¿Por qué el niño está lleno de brillantina? ¡Se que estás detrás de la mesa!

-¡Hace un momento no estaba así! -excuse, saliendo de mi escondite.

-Chunta -mascullo.

-No le ayude con la brillantina -murmure, desviando mi vista y realizando un puchero.

Soltando un bufido, el omega negó con su cabeza, manteniendo un ceño fruncido.

-Mami ¿Estás enojado? -pregunto el pequeño de cinco años, con voz temblorosa.

-No bebé, no estoy enojado; no contigo -aclaró, con voz dulce-. Estoy enojado con el inútil de tu padre que no te puede cuidar ni dos minutos.

-Takato-San~ -lloriquee.

-No llores papá -me consoló el pequeño, volteando a verme y regalandome una sonrisa-. ¡Esfuérzate por no ser inútil y mami te va a querer!

Si no fuera mi hijo, lo habría tirado por la ventana hace mucho tiempo.

Ignorando el "consuelo", me volteé con destino a la cocina decidido a preparar la comida para la noche.

-Ven aquí, vamos a limpiarte -canturreó
el azabache.

Tomandolo en brazos, Takato-San se llevó al pequeño castaño que empezó a repartir besos por todo su rostro.

Me límite a ver como esos dos desaparecían por el pasillo que llevaba al baño, mientras deseaba estar en el lugar del pequeño, jamás pensé envidiar a mi propio hijo... en primer lugar, jamás pensé en tener un hijo. No me malentiendan, adoro a mi pequeño ¡Lo daría todo por él! Pero a veces el desgraciado se pasa de...

Nunca he estado de acuerdo con compartir algo que en verdad me gusta, y lo que más me gusta en este mundo es mi omega. Tener un hijo implica compartir el amor y atención de tu pareja, y muchas veces el amor de mi omega se lo lleva nuestro cachorro ¡Y el tipo lo sabe! ¡Y lo disfruta!

Amo a mi hijo, pero son muy seguidas las veces en las que me arrepiento de no haberme corrido a fuera.

Paso un rato cuando sentí como unos brazos rodearon mi cintura y un cuerpo se pegaba a mí.

-¿Cómo vas con eso? -pregunto el omega.

-Supongo que bien.

-¿Necesitas ayuda?

-¡No! Quiero prepararles algo especial a Hikaru-Kun y a ti, eso implica que no hagas nada -exclamé.

-¿No será que no quieres que queme la comida? -supuso, con indignación en su voz.

-No digas eso Takato-San, tu comida es igual de buena que la mía.

-Aja.

La voz del mini yo se hizo presente, interrumpiendo la conversación-: ¡Mami! ¿El tío Jo vendrá a cenar?

-Eso hubiera querido, pero gracias a mí tiene que trabajar hoy -comento orgulloso.

-¿Cómo lograste convencerlo? -pregunté.

-Perdio una apuesta.

-¡Je! Idiota.

-¡Le agradeceré al tío por perder la apuesta! -canturreó el pequeño.

Es mi paciente!!! [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora