||ONE SHOTS|| [⚜THE ORIGINALS⚜]

13.0 《THE BEST GIFT》[Niklaus M.]

Sonrió orgullosa al admirar el gran trabajo que había hecho con la fogata frente a ella, olvidando por un momento los problemas que rodeaban a su familia.

─Veo que hablabas en serio con eso de revivir una vieja tradición de los Mikaelson ─comentó su cuñada llegando con la pequeña Hope en sus brazos.

─Claro que sí ─afirmó la original extendiendo los brazos hacia su sobrina que no dudó en ir con ella. ─Además, aunque la mayoría de los planes que teníamos para festejar la primera navidad de Hope tuvieron que ser cancelados por el regreso de padre y madre, ─una mueca de disgusto se formó en el rostro de la castaña al recordar el motivo por el que el día anterior tuvieron que huir del lugar en donde habían pasado los últimos meses tras abandonar New Orleans por petición del híbrido original, pues con el nacimiento de su primogénita nuevos enemigos habían surgido y de ninguna manera iba a correr el riesgo de que la lastimaran ─no iba a dejar de lado la tradicional fogata de los Mikaelson ─explicó Rebekah besando la cabeza de la menor.

─La cual por cierto no me has explicado en qué consiste ─le recordó.

─No es nada del otro mundo. Simplemente escribimos nuestros deseos navideños y luego los arrojamos a la fogata esperando que se cumplan ─explicó una voz a sus espaldas interrumpiéndolas.

El corazón de la castaña se aceleró por completo y su respiración pareció entrecortarse, al reconocer inmediatamente de quien se trataba. Rápidamente dirigió su mirada hacia ese lugar, encontrándose con el híbrido parado a unos pasos de ella.
Sin dudarlo se apresuró a acortar la poca distancia que los separaba, siendo recibida por los fuertes y cálidos brazos del original.

─Estás aquí ─susurró sintiendo las primeras lágrimas abandonar sus ojos. ─Tú realmente estás aquí ─repitió esta vez levantando su cristalina mirada hacia el más alto.

─Así es amor ─asintió sonriente, limpiando con sus pulgares aquellas gotas saladas que empapaban las mejillas de su amada.

─Lamento interrumpirlos ─intervino Rebekah avanzando hacia ellos, ─pero hay alguien que también desea unirse a este emotivo encuentro familiar ─comentó bajando su mirada a la pequeña ojiazul que se removía inquieta en sus brazos. ─Qué esperas Nik, cárgala ─lo animó al verlo dudar por unos segundos.

La emoción y alivio se reflejaron en la mirada del híbrido,
en cuanto cargó de nuevo a su hija después de tantos meses desde la última vez que lo hizo y ésta lejos de llorar y removerse inquieta en sus brazos al practicamente ser un desconocido para ella, le sonrió y se acurrucó cómodamente contra su pecho.

─Se supone que primero le harías un berrinche ─se quejó bromeando Rebekah al ver la reacción que la pequeña había tenido al reencontrarse con su padre. ─Eres una pequeña traidora, definitivamente la sangre Mikaelson corre por tus venas ─acusó burlona antes de adentrarse a la casa, dándoles un poco de privacidad.

─Sé que tienes muchas preguntas que hacer y yo muchas explicaciones que dar respecto a la nueva amenaza ─comentó Klaus consciente de que tendría que ponerla al día de todo lo que estaba pasando en Nueva Orleans, ─pero sinceramente lo único que quiero es disfrutar de este hermoso momento familiar. ─admitió sincero depositando primero un beso en la frente de su hija y luego uno en los labios de su amada.

─Me parece perfecto ─coincidió dejando de lado todas las preocupaciones que tenía respecto a los nuevos enemigos que enfrentarían.

─Por cierto amor, esto es para ti ─dijo el rubio sacando una cajita de su chaqueta. ─Felíz Navidad ─dijo extendiéndola en su dirección. ─También incluye algo para ti mi pequeña lobita ─agregó al recibir una protesta de balbuceos por parte de la menor.

─Oh, Klaus. Esto realmente es hermoso ─exclamó emocionada tomando el par de collares que había en el interior. ─Ahora me sentiré terrible por no tener un obsequio para ti también ─admitió culpable.

─Ustedes dos son mi mejor regalo, así que no hay nada más que pudiera desear para esta Navidad ─declaró sincero causando que el corazón de la castaña se derritiera de amor.

─Definitivamente no me equivoqué al elegirte Niklaus Mikaelson ─afirmó antes de besarlo teniendo cuidado de no aplastar a Hope, la cual jugueteaba tranquila con sus manitos. ─Felíz Navidad cariño ─pronunció en cuanto se separaron, notando como pequeños copos de nieve empezaban a caer sobre ellos haciendo aún más mágico el bello momento que compartían luego de varios meses separados.

[...]

A tan solo unos minutos de que se acabe el año, desde mi hermoso Ecuador les deseo: