||ONE SHOTS|| [⚜THE ORIGINALS⚜]

7.0《DON'T FORGET ME》[Niklaus M.]

Abrió un poco los ojos sintiéndose desorientada por el lugar en el que se encontraba. Lo último que recordaba era haber llegado molesta a su departamento luego de una de sus tantas discusiones con Klaus y después... ¡Maldición! El miedo se apoderó de ella, en cuanto el recuerdo del recientemente mejorado Lucien mordiéndola llegó a su mente.

Escuchaba a lo lejos como una voz que no supo reconocer al instante la llamaba. Le tomó unos segundos enfocarse antes de terminar de recobrar por completo el sentido y descubrir que se trataba de Hayley.

─Oye, ¿estás bien? ─pronunció preocupada la híbrida mientras se sentaba en la mesita frente a ella.

─Eso creo ─asintió no muy convencida. ─¿Pero qué hago aquí? ─preguntó inevitablemente, pues lo último que recordaba era haber quedado inconsciente en medio de su sala producto del ataque de Lucien.

─Elijah te trajo ─no fue hasta ese momento que notó la presencia de Klaus en el lugar. ─Quédate quieta ─ordenó el original mientras tomaba asiento a un lado suyo. Ésta obedeció sin decir nada, pues sinceramente no tenía ánimos de iniciar otra discusión con él, además de que la última ya le había dejado suficiente. ─Esto va a arder ─advirtió viéndola fijamente a los ojos antes de frotar sobre la herida el ungüento que Freya le había dado.

─¡Auch! ─se quejó en cuanto hizo contacto con su piel. Quiso apartarse pero el agarre firme del rubio se lo impidió.

─Es de la corteza de sauce blanco ─explicó enfocándose en cubrir bien el lugar afectado, sin atreverse a levantar la mirada. ─Según Freya es una receta con más de mil años de antigüedad que podrá mitigar el dolor y calmar los síntomas, pero...─se detuvo al no tener el valor de confesarle la cruel realidad.

─No detendrá la infección de la mordida ─terminó por él, al comprender la situación. ─Voy a morir ─soltó sin poderlo evitar pues una vez más el miedo empezaba a apoderarse de ella.

─No morirás ─se apresuró a contradecirla Klaus enfocando su semblante serio en ella.

─Nik, yo...

─Él tiene razón ─intervino Hayley interrumpiéndola. ─Haremos todo lo posible para salvarte ─le aseguró con firmeza, logrando por un momento que las esperanzas que ya daba por perdidas volvieran a ella.

Fue cuestión de minutos para que todos en la residencia Mikaelson se pusieran en marcha, cada uno con una tarea encomendada. Incluso Vincent y Marcel se habían sumado a la causa esperando ayudar a la joven, la cual al sentirse más débil fue obligada a guardar descanso.

Aunque fue una jornada larga y agonizante para todos, al final sus esfuerzos por conseguir una cura fueron en vano, pues ni los brebajes de Freya, ni la sangre de Lucien o la de la pequeña Hope podrían detener lo inevitable.
Ella moriría y ya no había nada que los allí presentes pudieran hacer, más que resignarse.

─La inducí a un sueño profundo, así que no sentirá nada cuando llegue la hora ─aseguró Freya con tristeza, al saber que era lo único que podía hacer.

─Gracias hermana ─pronunció Klaus sin despegar su vista de la ya agonizante joven. ─Por favor déjanos solos ─pidió, recibiendo un "está bien" por parte de la mayor, la cual se aseguró de cerrar la puerta de la habitación para darle más privacidad al rubio.
Klaus se tomó su tiempo antes de avanzar y sentarse a un lado de la joven, sintiendo como un nudo se formaba en su garganta y varias lágrimas se acumulaban en sus azules ojos, al verla tan vulnerable. Respiró profundo antes de atreverse a tomar sus manos entre las suyas para poder entrar en su sueño y así despedirse de ella.

─Klaus ─su dulce y hermosa voz fue música para sus oídos. Una melancólica sonrisa se formó en sus labios al verla tan radiante como cuando la vió por primera vez en medio del bosque. De hecho ahora que lo notaba el lugar en donde se encontraban, era el mismo en donde se conocieron.

─Veo que recuerdas todo perfectamente ─comentó mientras echaba un rápido vistazo al sitio, notando los florecientes cerezos que habían cautivado a la castaña en aquel entonces.

─Cómo olvidarlo. Ese fue uno de los días más felices de mi vida ─expresó con una sonrisa.

Sin poderlo evitar y temeroso de perderla en cualquier momento, Klaus la atrajo hacia él en un cálido abrazo que ella no dudó en corresponder, pues era consciente de que su final estaba cerca.

─Lo siento, todo esto es mi culpa. Yo debí protegerte ─susurró Klaus en su hombro conteniendo las ganas de llorar.

─Claro que no lo es ─negó ella, separándose de él lo suficiente como para poder verlo directamente a los ojos.

─Te prometo que Lucien pagará lo que te hizo.

─Lo sé ─asintió. ─Solo no permitas que esa venganza te ciegue, Hope aún necesita a su padre así que no actúes sin pensar por favor ─pidió recibiendo un asentimiento de cabeza como afirmación.

Sintió sus piernas flaquear y una debilidad inexplicable apoderarse de su cuerpo, a la vez que todo a su alrededor empezaba a desaparecer. Vió como el pánico se reflejaba en los ojos de Klaus, el cual sin dudarlo había afirmado su agarre para evitar que cayera.

─Ya es hora ─advirtió sintiendo como las lágrimas empezaban a descender de sus ojos, pues aunque creyó que cuando llegara ese momento estaría lista, la verdad era que estaba aterrada. ─Tengo mucho miedo Nik ─sollozó en su pecho.

─Shh... Tranquila, todo estará bien ─la consoló el rubio depositando un beso en su coronilla.

─¿Cómo lo sabes? ─musitó levantando su lacrimosa mirada.

─Porque cuando esto acabe no sentirás dolor, el miedo presente ahora desaparecerá y podrás descansar en paz sabiendo que dejaste una huella imborrable en todos los que tuvieron el honor de conocerte... sobre todo en mí ─detalló sintiendo su voz quebrarse por el llanto contenido.

Sin dudarlo, la joven aprovechó la cercanía entre ambos y lo atrajo a sus labios depositando un último beso como despedida.

─No me olvides ─susurró con su último aliento antes de desplomarse por completo en los brazos del híbrido, el cual ya no se esforzó en detener las lágrimas que tanto estuvo conteniendo, al contrario, las dejó fluir libremente por sus mejillas como una pequeña muestra del gran dolor que sentía ante la gran valiosa pérdida de su amada.