Invernadero

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Un dolor que carcome por dentro como un letal veneno lleno de oscuridad era uno de los sentimientos abarcados en Shoji, en las oscuras calles nos ubicamos en la base de la liga donde Shigaraki sonría maniáticamente.

–Kurogiri tráeme a ese chico, necesito conversar unos minutos con el– fueron las palabras que salieron de la boca de Shigaraki

Kurogiri solo asistió con la cabeza dejando de lado unos minutos los vasos que estaba secando, como dio la orden desapareció del lugar sin dejar rastro en la esquina un chico de cabellera negra con quemaduras sobre su cuerpo observaba y escuchaba detenidamente lo que murmuraba Shigaraki.

Pov Tokoyami

¿Dónde estoy?

Fue uno de los primeros pensamientos que me surgieron al sentir la extraña sensación gélida entrar por mi cuerpo, un pasaje oscuro donde camino por la inmensa oscuridad, afilaba mis ojos tratando de saber si encontraba alguna salida.

Intentó recordar el cómo llegue a este lugar, pero por lo más que trataba de recordar no encontraba la solución, largas pisadas que resonaban como chapoteo sobre el agua entre más me acercaba un abismo espectral crecía tanto que no parecía tener final.

No supe cuánto tiempo estuve vagando por aquel lugar, la noción del tiempo se perdía fácilmente tanto que parecía una eternidad de un momento a otro una sensación escalofriante recorrió su cuerpo.

"Miedo"

Era lo que podía sentir de repente, el sonido del agua salpicando resonó por el lugar al parecer estaba caminando sobre el agua o eso pensaba, no estaba seguro. Sin embargo, para mi propio asombro la oscuridad poco a poco comenzó a dispersarse dejando vislumbra al fin un poco del lugar donde me encontraba.

Al principio me descoloco ya que no sabía dónde me encontraba hasta que camine unos cortos pasos hasta que el aroma concentrado me alarmo.

– "! ¿Sangre?!" – Pensé alarmado observando todos los lugares hasta que la niebla se dispersó mire con horror como cientos de cuerpos inertes de niños, mujeres y animales por igual se encontraban a mi alrededor sumergidas en aguas carmesís.

–¿Pero qué mierda...? –Exclamé desconcertado y agobiante ante la terrible escena que presenciaban mis ojos queria llorar con temor en mi andar empecé a caminar buscando al responsable de aquella atrocidad.

Estaba molesto apretando los dientes ante lo que observaba hasta que una risa desquiciada comenzó a resonar empecé a correr por dónde provenía aquella risa, mientras más me acercaba se escuchaba mucho más fuerte, ahí estaba estático de espalda aquel sujeto causante de la muerte de tantas personas.

–¿Quién mierda eres? – No me contuve y grite a todo pulmón, fue en ese momento que se dio la vuelta me quede paralizado al ver quien tenía delante mío–No puede ser...

"Era yo"

Aquella mirada vacía y sin sentimientos nos encontrábamos y nos observamos, pero de pronto unas enredaderas atraparon mi cuerpo, miles de espinas comenzaron a rodearme sujetándome impidiendo mi caminar.

–¡Tengo que salir de aquí! – Hable rápidamente forcejando, tratando de romper las ataduras que me retenían en este desastroso lugar

De pronto la sangre comenzó a transformarse en un jardín de rosas, mis ojos se abrieron de golpe ante su presencia algunas espinas que estaban sujetadas en mi mano, me pincharon a tal extremo de dejar caer mis gotas de sangre sobre ellas. Sin embargo, para mi sorpresa aquellas rosas las comenzaron a absorber como si las estuvieran bebiendo, mis parpados cada vez se sentían cansados.

Una rosa negra entre las sombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora