¿Quiénes son?

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La oscuridad era todo lo que se podía observar desde todo Japón, la brisa cálida se asomaba por las calles era acogedor para quienes les rodeaba mientras que una caballera rubia corría con emoción y burlaba la seguridad de la calle hasta adentrarse en callejón mirando como la policía se iba en otra dirección, no dudo en adentrarse a un bar que destacaba su aspecto rustico.

Una vez la puerta fuera abierta se detuvo en seco por el repentino abrazo de uno de los chicos quienes esperaba ansioso su llegada, por lo que apenas se separaron su mirada fue dirigida al de cabello azulado quien tomaba un sorbo de su vaso con amargura.

-¿Llegue tarde?-hablo con tono cantarín en señal de querer molestarlo por lo que se acercó con una sonrisa burlona

Rodo los ojos en señal de que había logrado su cometido con molestarlo-Maldita loca-susurro entre suspiros de enojo-¿Dónde mierda estabas? -exclamo cambiando de posición mientras la miraba con los brazos cruzados

Ella solo tomo asiento en unas de las bancas mientras se divertía moviendo sus piernas-Ayudando a un amigo-respondió con simpleza

Su mirada curiosa se posó en ella, mientras que la de un compañero quien se acercó a ella rodeando su brazo por su cuello hablo con emoción-¿A quién?-sonaba alegre para después cruzar sus brazos-Mejor no, no me importa-detono un cambio notable en su voz haciendo sonreír a la rubia

Aquella bipolaridad era algo encantador a su punto de vista-A pues ayuda a Azael-kun-menciono la última frase con un tono más aguado

Su conversación era escuchada por el de cabellera azulada quien solo se mantenía al margen prestando atención a cada detalle por lo que una loca idea se le cruzo la cabeza una vez escucho aquel plan que había preparado el mocoso todo por amor.

Los primeros rayos cayeron dentro de la ciudad iluminando todo a su paso siendo como una marea cubriendo la orilla y las ventisca semi frías tocaban chocaban con las ventanas originando un sonido seco, con cautela sus ojos violetas se abrieron pasos observando a su acompañante descansar tranquilamente sobre la camilla. Sonrió con delicadeza mirando cada facción de su rostro para acariciar su plumaje, pero el gruñido de su estómago le saco una mueca por lo que se dispuso a ir por algo de comer.

-Volveré-susurro leve para salir de la habitación con dirección a la cafetería después de todo agradecía traer su billetera para comer algo decente dentro del hospital

Una vez dentro miro a su alrededor dando entender que recién estaban abriendo sus puertas por lo que suspiro sin duda no podía apurarlos por su reciente llegada por lo que se apoyó en la pared mientras esperaba a que terminaran de abrir, pero le llamo la atención como una señora mayor lo miraba por lo que desvió la mirada algo confundido.

-jovencito

Volteo para verle notando que ya estaba cerca de su espacio personal por lo que solo espero a que continuara.

-Si desea comer algo dígamelo se nota que está cansado y hambriento

Eso le sorprendió por lo que llevo su mano al cuello, tantas ojeras tenía? Pensó mientras suspira-No quería ser molestia

La anciana negó con la cabeza para sujetar su mano guiándolo a dentro de las instalaciones mientras buscaba los ingredientes para preparar algo de su gusto ante la mirada de Azael quien permanecía en silencio esperando a que terminara.

No tardo mucho para que un delicioso emparedado estuviera en sus manos y el aroma a calidez que desprendía causaba que la boca se le hiciera agua a la boca por lo que agradecido para llevarse el primer bocado deleitándose con su manjar. Se retiro de la cafetería con una ligera sonrisa por su comida que parecía no durar mucho, su mirada se endureció al ver aquellas personas con la mirada perdida enfrente suyo.

Una rosa negra entre las sombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora