El lunes por la tarde, Christopher estaba sentado al lado de Dulce en la consulta del ginecólogo, ojeando una revista. No estaba ni remotamente interesado en ver fotografías de vestidos premamá, pero como Dulce no le dirigía la palabra desde que el helicóptero los llevó a Dallas, al menos así se entretenía en algo.
Durante el fin de semana parecían haber llegado a una especie de tregua y, en lugar de discutir sobre su futuro matrimonio, habían dejado de hablar completamente. Pero Christopher tenía la intención de convertirla en su mujer y nada lo haría cambiar de opinión.
–¿Dulce Espinosa? –la llamó una enfermera.
–Es tu turno, cariño –Christopher se levantó y le ofreció su mano.
–Es mi turno, no el tuyo –dijo ella–. Y prefiero que te quedes aquí.
–Eso ya lo has dejado claro, pero yo he dejado claro que voy a ir contigo –sin dejar de sonreír, Christopher puso una mano en su espalda y la empujó suavemente hacia la consulta.
La expresión de Dulce decía que iba a decirle lo que pensaba de su actitud en cuanto salieran de allí, pero si creía que así iba a intimidarlo estaba muy equivocada.
Nada evitaría que viera las primeras imágenes de su hijo.
La enfermera los acompañó hasta una sala donde pesó a Dulce y le tomó la tensión.
–La doctora vendrá enseguida. Si quiere, puede pedirle al papá que la ayude a subir a la camilla. Y luego súbase la blusa y bájese el pantalón por debajo del ombligo.
Cuando la mujer cerró la puerta tras ella Christopher experimentó una sensación extraña. Aunque no había pensado en otra cosa desde que Dulce le dijo que estaba embarazada, que la enfermera lo llamase «papá» lo convirtió de repente en una realidad.
–Por última vez, preferiría que me viese la ginecóloga a solas –protestó Dulce.
–No te preocupes, imagino que te da un poco de vergüenza enseñar la tripita ahora mismo, pero estás embarazada así que es normal que hayas engordado un poco. Además, no voy a ver nada que no haya visto ya –Christopher sonrió mientras le daba un beso en la nariz.
Dulce lo fulminó con la mirada antes de dejar que la ayudase a subir a la camilla.
–¿No te ha dicho la enfermera que te bajases el pantalón? –preguntó él, alargando una mano hacia la cremallera.
Pero, para su sorpresa, ella le dio un manotazo.
–Esperaré hasta que entre la ginecóloga.
–Muy bien.
La doctora entró unos segundos después y cerró la puerta tras ella.
–Mi enfermera me dice que has venido con el padre del niño, Dulce. Buenas tardes, soy la doctora Jensen.
–Christopher Uckermann –se presentó él.
–Encantada de conocerte, Christopher –sonrió la mujer, volviéndose para mirar a Dulce–. Bueno, veo que has engordado un poco desde la última vez que te vi.
–Sí, un poco.
La mujer sacó un instrumento que parecía un micrófono y un frasco de gel.
–Si alguno de los dos tiene alguna pregunta sobre el procedimiento, no dudéis en hacerla. Me gusta que el padre esté tan involucrado como la madre en el proceso.
Había algo en la doctora Jensen que instilaba confianza y Christopher entendía que Dulce la hubiese elegido para tener a su hijo.
–En este momento no se me ocurre nada, pero seguro que pensaré algo –le dijo, sonriendo.

ESTÁS LEYENDO
Una noche dos hijos
FanficDulce Espinosa estaba embarazada y el padre no aparecía por ningún sitio... hasta que un día se presentó de repente en su despacho. Christopher Uckermann, multimillonario y propietario de una cadena de hoteles, era el hombre con el que había tenido...