Capítulo 1

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—Sally—. Saludé a mi fiel secretaría apenas las puertas del elevador se abrieron y ella apareció del otro lado esperando por mi llegada.

—Buenos días Ali —asintió con la cabeza, y de un paso ingresó al elevador.

Las puertas se cerraron detrás, y ella se colocó justo a mi lado. Extendió su mano hacia mí ofreciéndome el café espumoso de todas las mañanas.

—Muchas gracias—. Tomé un sorbo y ella asintió. —Dime, ¿qué tienes?

Reaccionó rápidamente y me ofreció una serie de papeles acomodados perfectamente en varias carpetas.

Rechacé su gesto con mi cabeza. Entendió a la perfección y volvió a acomodarlos bajo sus brazos cruzados.

—El Sr. Thompson llamó preocupado por saber si fijaron la fecha del juicio, y la Srta. McKenzie confirmó la reunión del viernes por la tarde.

—Te encargas de los detalles, ¿verdad?

—Hoy agradezco haber hecho esa reservación con tanta anticipación.

—Imagino que los hoteles estarán imposibles.

—¿A unos días de Navidad? Están desbordados.

—Pero yo tengo a la mejor a mi lado—. Guiñé un ojo, reconociendo en un pequeño gesto el sacrificado trabajo de Sally. Siempre estuvo al pie del cañón, un paso más adelante de cualquier problema, y uno detrás de mí para cubrir mis espaldas.

—Eso no puedo negarlo—. Sonreí.

—¿Alguna otra novedad?

—Después de tanto, el juez Sinclair aceptó su solicitud.

Maldito hijo de perra —pensé—.

—Supuse que cedería —dije, intentando no levantar sospechas. Aunque Sally sepa muy bien cómo a veces consigo las cosas.

Después de tantos años es obvio.

—Consiguiendo cosas imposibles por segunda vez en el mes —jugó con sus cejas— ¿Debería preocuparme?

Negué con mi cabeza y sonreí, sabiendo a la perfección cómo el maldito mundo funcionaba; extorsiones y sucios secretos.

—Trucos bajo la manga —me reservé a sonreír, y a perderme de un sorbo en mi café.

—No hay más noticias por ahora—. Inteligentemente dejó el tema de lado.

—Entonces ahora a por lo que en verdad nos importa.

Intercambiamos miradas, y sólo fue esa conexión a través de los ojos la que necesitó para decirme lo que verdaderamente importaba.

—Link Soter.

—No puede ser —negué, y volteé suplicando con la mirada de que se hubiera confundido.

—Lo juro.

—¿Estás segura?

—Demasiado.

Revoleé los ojos.

—Estúpido, intrépido y arrogante —continuó con la descripción—. Nació en Ohio. Estudió en Harvard y se egresó como el mejor promedio de la clase durante toda su maldita carrera. Fue jefe de residentes y socio vicedirector en Darvy Evans.

—El mejor de la ciudad —carraspee, recordando cada maldita vez que su ridícula firma nos había hecho la vida imposible.

—Se retiró por voluntad propia exactamente hace dos meses.

Antes de Medianoche || Especial de Navidad ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora