Capítulo I: Fiesta en la biblioteca
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Todo el mundo me mira, me grita y me anima a seguir bailando. Y yo sigo moviendo mi cuerpo al son de la música mientras todos me graban y yo río feliz. He perdido todo mi sentido del ridículo porque llevo ya varias cervezas, unos cuantos chupitos y dos copas de algo que no sé qué era pero que aún así tomé.
La pista de baile improvisada está hasta arriba de gente, bailando (si es que se puede llamar a todo eso bailar), moviéndose tímidamente o, los más atrevidos, frotándose entre sí delante de todo el mundo. Estoy en el medio de todo ese caos, sujetando un botellín con una mano y el móvil con la otra, grabándolo todo para subirlo después a mi Instagram.
Sonreí y cerré los ojos, dejándome llevar por la maravillosa sensación de estar borracha y de que nada me importase. Cuando abrí los ojos, Abby y Beau me estaban mirando desde uno de los laterales de la pista. Mi sonrisa se ensanchó y, con un rápido gesto de mi mano, hice que mis amigos viniesen hacia donde estaba. Abby, que estaba también muy borracha, se acercó dando tumbos y cuando estuvo a mi misma altura, sonrió, se dio la vuelta, y empezó a bailar moviendo las caderas primero, para después pasar a perrear como solo ella sabía. Solté una carcajada y con las dos manos imité el movimiento de tirarle billetes, y después de unos pocos segundos, yo también comencé a mover mis caderas de una forma más provocativa. El alcohol en mis venas me animaba a seguir, sin sentir vergüenza ni una pizca de timidez.
Beau nos miraba con la boca abierta y cuando Abby se dio cuenta y comenzó a reírse a carcajadas, él sonrió y se unió a nosotras. Chocamos nuestros culos y nos restregamos lentamente mientras nos reíamos como locos. Beau, menos borracho que nosotras, se irguió un poco y cerró más nuestro círculo.
- Que pena no ser hetero para daros toda la noche contra la pared - dijo mientras hacía una mueca con la boca y sonreía.
- Bueno, siempre puedo disfrazarme - sugirió Abby, guiñándole un ojo.
Negué con la cabeza mientras me reía aún más. Iba a contestar con otra broma, pero alguien me dio un ligero tirón en el hombro y me giré. Un chico, de más o menos mi edad, me miraba embelesado y me pidió una foto. Mi primer instinto fue decirle que sí, pero negué con la cabeza y volví la atención a mis amigos. En este estado, tenía que ser cuidadosa con lo que se subía a las redes sobre mí; no quería adentrarme en ningún escándalo público.
Beau y Abby seguían bromeando, pero yo ya había perdido el hilo de la conversación. Me llevé el botellín a la boca y me acabé lo que quedaba de un trago. Necesitaba más. Avisé a mis amigos de que iba a ir a por más bebida, ellos asintieron y siguieron a su rollo.
Para salir de la pista, tuve que sumergirme en todo el caos de cuerpos moviéndose. Tardé bastante, pero al final logré salir y llegar a la barra improvisada. Me acomodé el vestido y me acerqué al chico que servía las bebidas.
- Ponme una cerveza.
El chico me miró de arriba a abajo, se colgó un paño al hombro y negó con la cabeza.
- Siento decepcionarla señorita, pero no puedo servir nada más - agregó, encogiéndose de hombros.
Fruncí el ceño y él vio la pregunta en mis ojos, así que añadió:
- Órdenes del jefe.
Yo me negaba a irme sin mi cerveza (sí, borracha era muy cabezota), por lo que me apoyé más en la barra para que se fijase en mí. Bueno, más bien en quién tenía delante.
- ¿Sabes quién soy? - le pregunté, con el tono con el que siempre conseguía lo que quería cuando trataba con los chicos.
El chico de la barra se rio.
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PAPEL Y TINTA
RomanceApple es una chica que se hizo famosa gracias a TikTok. A raíz de eso, conoció a Beckett, que se convirtió en su representante y en algo más que un amigo. Además de contar con el apoyo de Beckett para poder dedicarse al mundo de las redes sociales...