CAPÍTULO X

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Capítulo X: Conversaciones varias

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Espera, espera, espera... ¿@sexyblackdemon77 era Colbert? Madre mía, eso sí que no me lo esperaba.

No pude evitarlo y solté una carcajada que hizo que Beckett se diese la vuelta y me mirara con el ceño fruncido.

Me debatía internamente entre contestar en ese momento o esperar a verlo aquella tarde en persona. No sabía por qué me había escrito por aquella aplicación teniendo nuestro chat de WhatsApp, pero no me iba a quejar, porque su nombre de usuario me acababa de dar muchos años de vida.

Al final, me decidí por dejar el móvil a un lado (y cargarlo, que si no se apagaría), y salir a la cocina para desayunar con Beckett. Bueno, más bien, para esperar al desayuno. 

- Bueno - dije mientras me dejaba caer en una silla -, ¿cuándo nos van a dejar tranquilos?

Beckett suspiró, sestándose a mi lado, y formó una línea fina con sus labios.

- No lo sé, Coco. Todo esto es... surrealista. Pero, a la vez, era todo lo que me temía.

- ¿Qué?

- Coco, desde lo del... incidente, la prensa ha estado buscando algo, una mínima acción, palabra o vídeo, con el que poder hablar sobre ti. Y, de alguna manera, ha habido un cúmulo de acontecimientos que les han dado material para hablar sobre ti, sobre nosotros, durante mucho tiempo.

- Y... ¿no podemos hacer algo al respecto, Beck?

Beck negó con la cabeza, agachándola hacia abajo y apretando más los labios.

- Ya estamos haciendo algo, pero no sé si será suficiente. Lo mejor será dejar que los medios y la gente se canse de nosotros, para que así la noticia pierda interés y ya podamos salir de casa como lo hacíamos normalmente.

- Umh... ahora que dices eso... ¿cómo has entrado? - inquiero yo, cambiando ligeramente el tema de la conversación.

- Por el garaje.

- ¿Allí no había reporteros esperando?

- Creo que aún no saben que ese garaje pertenece a este edificio. Y mejor que sea así, que si no sería imposible venir a verte.

Iba a añadir algo más, pero el ruido del timbre hizo que Beck se levantase y fuese a abrir la puerta. Me apoyé mejor en el respaldo de la silla, estirando una pierna y subiéndola al taburete que había enfrente. A tientas, comencé a buscar mi móvil, pero luego me di cuenta de que lo había dejado cargándose. 

Me levanté y cogí un vaso para llenarlo con leche, y entonces escuché unos murmullos procedentes de la puerta. Me acerqué a donde estaba Beck y vi que le estaba dando unas indicaciones al chico del Uber.

El chico le dio a Beck la bolsa con los churros, se dio la vuelta y se fue. Beck cerró y me acompañó a la cocina, donde, tras prepararnos unos vasos de leche calentita con chocolate, nos comimos todos los churros.

Pasamos la mañana tumbados en el sofá, yo sobre su pecho y él acariciándome el pelo. A veces, él se levantaba para atender el teléfono y yo me quedaba boca abajo en el sofá, esperándolo.

Cuando llegó la hora de la comida, me ayudó a prepararla, pero no se quedó conmigo porque su hermano le había llamado y necesitaba su ayuda urgentemente. Así que, se despidió con un corto beso en los labios, y yo aproveché para agarrarlo del cuello de la camisa y atraerlo más a mí, profundizando un poco el beso. Cuando nos separamos, Beck tenía un brillito en los ojos que nunca había visto (y, he de decir, que me encantó) y las mejillas ligeramente sonrojadas.

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⏰ Última actualización: Jun 26, 2022 ⏰

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