Alexa
Cuando tenía diez años, leer era la cosa más aburrida que pudiese hacer. A los doce , mis padres me regalaron mi décimo libro para que lo leyera con la esperanza de que en algún momento de mi vida me llegase a interesar la literatura.
Digamos que mis padres eran bastantes serios con el tema.
Eran escritores; tenian varios libros y propuestas cinematográficas que hace un año atrás se extrenaron . Por ende, con el paso del tiempo se han vuelto famosos ( si es que así se puede llamarlos) . Así que cuando vieron que a su pequeña hija no le interesaba ni un poco la literatura ( o sea, yo ) intentaron de que leyera al menos un libro en su triste y miserable vida. Ella se negó y se negó hasta que cumplió doce años y ellos le regalaron otro libro en su cumpleaños, con los ojos brillantes, esperando a que por fin le interesase la lectura, como mínimo.
Yo al ver que era un libro de nuevo mi regalo, sonreí por cortesía y lo dejé de lado durante toda mi fiesta.
Cuando los invitados se fueron de mi casa, ya de noche, subí los regalos a mi habitación entusiasmada y los empecé a abrir.
Desenvolví cada uno hasta que me quedé sin ningún otro.
Mi mirada había caído sobre el libro.
Sabía que era uno por la forma rectangular que tenía.
Con un resoplido y la mirada en el, lo agarre y rompí el papel que lo envolvía.
Recuerdo que había fruncido el ceño al ver la tapa del libro.
Parecía...¿Infantil?
Vale, yo tenía doce años, así que era más que obvio que mis padres me regalarian un libro infantil y no una novela para personas más grandes que yo en ese momento.
Había pasado una mano por la tapa mientras miraba hasta los detalles más pequeños del dibujo que contenía. Era lindo.
Y supongo que eso fue lo primero que me llamó la atención.
— El principito.... — susurré a la nada mientras observaba la portada.
Abrí el libro con sumo cuidado; como si fuese un bebé al cual debería cuidar con mi vida, y leí la primera página entretenida, luego la segunda, tercera, cuarta...
Hasta que estuve toda la madrugada con los ojos abiertos y con los dedos pasando las hojas para seguir leyendo un capítulo nuevo.
Cuando terminé de leerlo por completo, ya era de día de nuevo.
Luego empecé a leer los libros de mi estantería. Los que mis padres me regalaron pero nunca leí nisiquiera el prólogo.
Pobre Alexa de diez años, no tenía ni cultura.
Y así fue como poco a poco, con el paso de los años, me encantó leer. Cuando termine el instituto, decidí estudiar literatura inglesa, y mientras seguía la carrera, escribí varios libros los cuales hoy en día son famosos y andan por el mundo.
Pero entonces sucedió.
Padres muertos y un bloqueo lector que me hizo trizas.
Las cosas ya me iban bastante bien como para que sea real y duradero.
No sé en qué momento había decidido dejar mi vida antigua atrás y comprar el primer boleto de avión para que me trajera a California.
Pero ahi estaba, en el aeropuerto, con mis maletas entre las manos, y sin saber qué demonios hacer.
Maldije en italiano en voz baja.
Una familia muy bonita estaban enfrente mío hablando felizmente entre ellos y no pude evitar pensar en mis padres; En lo mucho que sé burlarían de mi decisión expotania.
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Hasta que no existan más estrellas
RomanceSegundo libro #2 Era escritora, mi vida giraba entorno a eso hasta que la muerte de mis padres junto con otros acontecimientos - que aún no quiero contar - me llevaron a comprar un boleto de avión que me llevaría a California. Entonces en esa ciuda...