— No es... Um... — abrí los ojos y suspiré — No es lo que parece.Harry soltó un bufido y pasó una mano por su ondulado cabello.
—¿ Ya haz besado a alguien que fuma, Alexa ? — preguntó. No me dió tiempo para responder — Es como besar cenizas quemadas.
Apreté los labios y asentí con la cabeza.
— Vale, me lo merecía...
— Sí, — dió un paso hacia mí — Te lo mercerías.
Aparté la mirada avergonzada.
— Lo había dejado.
El hombre que se encontraba enfrente mío en ese momento emitió un pequeño y dudoso "mmm"
Recordé su juego, dónde él confesaba sus secretos para que nos conozcamos mejor, entonces abrí la boca para contar uno de los míos. Se lo debía.
Levantando el mentón me fijé en él y en sus irís avellanas. Mis mejillas se pusieron rojas casi al instante.
— Mi nombre es Alexa Salermo y he fumado desde que empecé una relación con mi ex novio, — entrezalé mis manos nerviosa — No recuerdo muy bien como empezó esté no-vicio pero sí necesaria manía de fumar cuando me siento abrumada... Solo sé que comenzó cuando estaba con él, mi ex. Había intentado dejar de fumar antes de venir a California, ya estaba cumpliendo cuatro meses sin saborear un solo cigarrillo pero está semana... Recaí supongo.
Me encogí de hombros con la última frase restándole importancia.
Harry me observó entre sorprendido.
— ¿ Necesitas ayuda para dejarlo de nuevo? — preguntó luego de un momento.
Negué con la cabeza. Yo podía sola, solo debía mentalizarlo cómo lo había hecho en Italia.
— No, estoy bien.
— Alexa...
Nuestros ojos se encontraron. Le mantuve la mirada sin vacilar.
— Estoy bien — repetí.
Asintió con la cabeza levemente.
— De acuerdo — se acercó hasta donde podía y dejó caer sus manos por encima de las barras — Lamento haberte exigido respuestas que no debías responder si no querías... Fue un error mío, lo acepto.
Mi labio inferior tembló y el cigarrillo que tenía en mis manos terminó cayéndose. Mi vista se volvió borrosa y las ganas de gritarle y confesarle mis problemas para que pudiera aconsejarme y apoyarme se hicieron visibles pero las ignoré. Era algo que debía guardar hasta la tumba.
— Hey, Stella — susurró con ternura — No llores ¿Bien ?, Lo que sea que fuese no lo vale tus lágrimas.
— Estoy... — balbuceé — estoy tan cansada...
Cubrí mi rostro con las manos y sollocé.
— Tan malditamente cansada...
De actuar y hacerle creer a la gente que estoy bien con una sonrisa.
Al no oír nada abrí mis dedos para ver entre ellos a Harry, pero el había desaparecido.
¿ Lo espanté? Pensé.
Por supuesto que sí... Idiota, soy una idiota.
Debería callarme de una maldita vez ¿ A caso era tan difícil? Por supuesto que no, por eso era una estúpida e idiota, por no saber controlar mi boca, ¡Mucho menos lo que decía ella !
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Hasta que no existan más estrellas
RomantizmSegundo libro #2 Era escritora, mi vida giraba entorno a eso hasta que la muerte de mis padres junto con otros acontecimientos - que aún no quiero contar - me llevaron a comprar un boleto de avión que me llevaría a California. Entonces en esa ciuda...