CAPITULO 4

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No sé como describir el sentimiento de parecer una intrusa en un grupo de amigos , es como si te sintieras extraña y ausente sin importar en qué realmente estás ahí, en carne y hueso, al rededor de esa gente que parecen desconocidos pero a la vez no lo son.

Aunque en mi caso, en esos momentos, si lo eran.

Me pasaba en el instituto, en la universidad, en las fiestas, y en todos los lugares que requerían socializar.

Hubo un momento en mi vida dónde yo no era así. Recuerdo que solía salir bastante. Tenía amigas, un novio la cual me hacía sentir bien de cierto modo... Pero esos momentos, esos instantes, esas personas, quedaron atrás junto con los recuerdos que ahora pertenecían guardados en mi mente.

Cuando me di cuenta de que en realidad nadie me entendía, nadie me valoraba y apreciaba de tal manera como yo lo solía hacerlo con las personas que realmente amaba..., me alejé, simplemente dí un paso atrás y me fuí.

A veces retroceder es bueno.

A veces, dar un pequeño paso hacía atrás te puede ayudar a ver lo que no te dejaba avanzar.

Es por eso que pude continuar mi vida después de tanto. Aunque había días que deseaba ser participé de aquella conexión entre amigos.

Habia días, en dónde mi mayor inseguridad era nunca poder encajar en ningún lado, incluso hubo veces en dónde permanecía callada o evitaba dar mis opiniones para vehincular con las personas de mi al rededor.

Había días donde me sentía una estupida, tonta, idiota y tantas cosas más que estoy segura de que en algún momento alguien me lo habrá dicho de forma pasajera pero en mi mente, esas palabras se repitan tanto que me las sabía de memoria.

Las personas que se encontraban delante mío en ese instante compartiendo sus recuerdos, en esa habitación, me hicieron desear y pensar lo que se sentía una verdadera familia. Quería ser como ellos, que hubiera alguien que me quisiera y conociera a tal punto que dijera « No, eso no porqué a Alexa no le gusta » o que pudiera contar con ella o él cuando necesitará...

Leslie me miró de reojo y luego esbozó una pequeña sonrisa a la cual yo le respondí con otra.

No sé si vió lo cansaba que me encontraba o si notó las ojeras que intenté tapar con un poco de maquillaje a la mañana antes de salir, pero vió algo. Me di cuenta justo en ese momento que era bastante observadora, y creo que por eso se levantó de repente, apartando los ojos de mi.

— Muy bien... — giró hacia Masón quien la miraba con cariño — Debemos ir a buscar a los niños, maldito Masón.

Hice una mueca ante el apodo pero no dije nada. Pareciera que ambos estaban acostumbrados a burlarse del otro sin rencores.

Lindo, pensé.

Él la miró confuso, y durante unos segundos compartieron un momento en dónde solamente ellos se podían comunicar sin la necesidad de hablar.

— Bien, — se puso de pie mientras se estiraba — Tienes razón... Si no nos vamos ahora encendieran la casa de tu padre mientras él duerme.

Todos soltaron una carcajada mientras yo fingía una sonrisa, porqué hasta ese momento no sabía que Masón y Leslie tenían hijos.

— Nosotros ya debemos irnos también — musitó Emma.

Y entonces cada uno se levantó de su lugar y recogieron las cosas que habían traído.

Les ayudé a salir del apartamento y antes de que se fueran me desearon suerte en mi nueva vivienda.

— Tienes un apartamento muy bonito — comentó Alan, dándome un leve apretón en mi hombro — Felicidades.

Hasta que no existan más estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora