Capítulo 16

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Hizel

Mi mamá me mira confusa, mi papá me da una mirada divertida.

-¿Y eso por qué? -pregunta papá.

Suelto un leve quejido, y comienzo a hablar.

-¿Alguna vez les comente sobre un chico de mi clase? Se llama Eros.

Mamá niega.

-Me parece que no.

-¿Es el afortunado? -papá pregunta, como broma.

-Es un chico que acaba de entrar a la escuela, tiene Asperger; y es algo así como un amigo para mí.

-Me alegra que tengas amigos, amor -dice mi mamá-. Pero, ¿eso que tiene que ver con tu tía?

-El asunto es: que le confirme a Eros que mañana podría ir a su casa, a estudiar, porqué creí que tendría el permiso; pero olvidé por completo la visita a la tía.

Alcé un poco la cabeza para ver sus caras, probablemente resumiría un mini regaño por ser descuidada respecto a fechas.

Papá se quedó pensando hasta que habló.

-¿A qué hora es tu cita con este chico?

-Después de clases, nos íbamos a ir juntos a su casa.

Mi padres se miraron, hasta que mamá habló.

-Tal vez puedas llegar un poco después con tu tía. Le podemos decir que es un asunto escolar, y llegas a la cena, solo te mandamos la ubicación.

Sonreí gracias de cuando escuche esa opción, no quería admitirlo, pero me emocionaba más de lo que me gustaría la idea de tener una salida con Eros.

Eran dos cosas las que me emocionaban:

Tal vez conocería más de él.

Y, él... pasar tiempo con él, la idea me agradaba.

-¿Cuánto tiempo crees que tarden? -cuestionó mi papá.

-¿Una hora? Dos, tal vez -contesté.

Seguimos hablando hasta que decidimos que después de unas dos horas iría directo con mi tía, así le daría "mayor uso" al auto.

Cuando terminamos de comer, me toco lavar los trastes, y en lo que lo hacía me llego una pregunta a la cabeza.

¿Por qué mis papás han estado tan permisivos? Es decir he tenido demasiados permisos y libertades últimamente.

Tal vez es porqué casi soy mayor de edad.

Sí, debe ser por eso.

•○•○•○•


A la mañana siguiente pase por Danna, ya en la escuela algunos alumnos seguían platicando sobre el asunto del juego.

Pobre Eros.

La persona que menos disfruta de tener gente cerca es a la que más quieren rodear.

Me senté en una silla pegada a la ventana, ya era un poco tarde y Eros ni había llegado. Un retraso, eso espero.

Me asome por la ventana y lo vi pasar, lucia estresado, ansioso, casi malhumorado.

Una chica de segundo año se coloco en frente de él y le comenzó a hablar, parecía una declaración.

Eros no decía nada, solo trataba de pasarla, pero parecía que ella no se iba a dar por vencida.

¿Debería intervenir?

-¡Déjame en paz de una buena vez, es la tercera vez que declino tu invitación! ¡No me interesas! -dicho eso Eros retomo su paso y entro al edificio de clases.

La gente al rededor lucia sorprendida. La popularidad de Eros había seguido estable al ser visto como un tipo misterioso, pero amable, tal vez tímido.
Nunca lo habíamos escuchado gritar.

Eros entro al salón, con la misma cara de enojo de hace unos segundos, dejó la mochila en el piso y se sentó a mi lado; no me pareció prudente molestarlo, pero sin duda algo no estaba bien.

Su pecho subía y bajaba agitado, su dedo seguía frotando el mismo lugar llegando a irritar su piel. Sus ojos se miraban algo perdidos.

Los demás alumnos comenzaron a llegar, el salón usualmente tranquilo comenzó a hacer bullicio. Eso pareció incomodar más al chico a mi lado.

-Oye, Eros, ¿estás bien? -pregunte, iba a tocar su hombro pero me detuve.

No le gusta que lo toque.

Retracte mi mano, y justo cuando iba a volver hablar el timbre sonó.

Y eso pareció ser suficiente.

Eros salió del salón, apurado. Fui tras él, tenía un mal presentimiento.
Lo seguí un poco más. A paso apurado.

¿Por qué sus piernas son tan largas?

Llego aún salón que usualmente estaba solo, no abandonado, estaba solo y ya.
Cuando llegue vi a Eros en el piso, estaba sentado, mientras intentaba controlar su respiración.
Me senté en frente de él y desvíe mi mirada en lo que se calmaba.

Todo está muy limpio.

Cuando Eros se calmo me permití mirarlo, él ya me estaba viendo primero. Desvío la cara a otro lado y vi algo así como un sonrojo.

Sonreí por inercia.

-¿Estás mejor?

Él asintió con la cabeza, pero de repente comenzó a tener los ojos llorosos.

Arrugue las cejas.

-¿Dije algo mal? -intente acercarme, de verdad quería tocar su mano. La aparto y entendí que no quería.

-No, no hiciste nada. Yo lo hice -toco su pecho señalandose. Note que llevaba una camisa azul oscuro, con una pequeña calavera bordada en una esquina, una vez le dije que me gustaba como se le veía-. Estaba emocionado por lo de hoy, mucho. Y quise verme bien desde la mañana, pero anoche no dormí, entonces hoy me retrase, y... yo no me puedo retrasar, Hizel. En la mañana siempre hablamos porque solo estamos los dos, y hoy no lo hicimos por mi culpa.

Él de verdad se sentía mal, usualmente estaba inexpresivo, pero ahora se veía triste.

-Eros.

-Si me hubiera levantado a la hora de siempre. Si me hubiera dormido temprano -hizo una pausa y la primera lágrima cayó-. La doctora dijo que... la doctora dijo...

Y comenzó a llorar, no supe bien qué hacer, así que solo puse mi dedo índice sobre el suyo.

-Esta bien, no fue tu culpa. Un retraso le puede pasar a cualquiera. Fue solo un día... y si te preocupa nuestra platica mañanera la podemos tener justo ahora. Sigue siendo de mañana.

-El maestro -dijo.

-Le podemos dar alguna excusa. No sé, que me enferme.

-Sí fuera así, lo mas lógico sería ir a la enfermería, Hizel.

Sonreí. Lo estaba distrayendo.

-Pues sí... En ese caso, ¿tendría que llevarte allá?

Eso pareció sorprenderlo.

Negó rápido con la cabeza.

-No quiero que alguien me vea así. En mi otra escuela se burlaron de mí.

¿Qué idiota se burlaría por algo así?

-Y... ¿no te molesta que yo te vea así?

Eros volvió a negar.

-Eres mi mejor amiga.

Au. AU.

-¿Me acabas de mandar a la zona de amistad?

Ahora fue su turno de arrugar las cejas.

-¿No eras mi amiga antes?

-Sí, sí lo era. Pero, no sé -mire hacia abajo. No lo quiero aceptar.

Puede que Eros me este empezando a gustar.

AspergerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora