C a p í t u l o C a t o r c e

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Louis:

Biberones, leche formulada, juguetes, ropa, y muchos, pero muchos pañales, entre otras cosas iban en el carrito de compras. Definitivamente tener un bebé no es cosa sencilla y apenas levantaba unos treinta minutos en aquel lugar y el estrés por pensar que otra cosa necesitará me vuelve loco. ¿Debo llamar a mamá? Dios, ¡iluminame!

Mirando de pasillo en pasillo miraba atentamente cada estante; habían infinidades de cosas que realmente llamaban mi atención pero, ¿realmente las necesitaría?

De repente una luz se hizo presente cuando vi en el pasillo de juguetes; una cuna, eso necesitaba.

Di un pequeño vistazo para ver si encontraba por los alrededores a alguien que trabajara aquí. Bufé, no había nadie y tenía que buscarlo por mí mismo.

Mientras las ruedas rechinaban sobre el piso de cerámica, pensé. Pensé en qué cada día que pasaba, el día de por fin tener a mi hija en mis brazos, se acercaba y eso me hacía inmensamente feliz. Un sentimiento de calidez en mi pecho mientras un revoltijo se hacían presente en mi estómago. Talvez a eso era lo que llamaban... ilusión.

Una linda muchacha de ojos y cara realmente bellos, una camisa formal de color azul cielo haciendo conjunto con una falda negra que se amoldaba perfectamente a su cintura y cadera me sonrió de manera cálida y amable apenas se había dado cuenta de mi presencia en aquel específico lugar.

"¿Hola?" dijo con cierta timidez, viendo como segundos antes miraba atento al lugar. "¿Puedo ayudarlo en algo, Señor?"

Sonreí, devolviendo el gesto amable antes de divagar. "Ehmm... Sí, yo busco esas cosas donde duermen los bebés..., ya sabe, una cuna."

Muy inteligente, Tomlinson, pensé para mí mismo.

La muchacha fruncio levemente el ceño para después soltar una pequeña risita, al instante sentí un leve acaloramiento sobre mis mejillas.

Genial.

Al parecer se dio cuenta del pequeño bochorno que estaba pasando porque al instante calló, dando lugar a su semblante amable. "Por supuesto. Tenemos varios modelos de diferentes estilos y tamaños dependiendo de lo que necesite." sonrió, haciendo un leve movimiento con su mano para seguirla mientras se daba la vuelta para empezar a caminar. "¿Qué es lo que busca exactamente?"

Una mueca apareció en mi rostro sin siquiera pensarlo. Suspire. "Yo... no lo sé."

Otra apenas y audible risa salió de ella, haciéndome sentir la persona más idiota del planeta.

"No se preocupe, estoy aquí para ayudarlo, Señor."

Sonreí incómodo ante la amabilidad y formalidad a la hora de referirse a mí. La verdad no se miraba que pasase de los veinte años.

Negué con la cabeza repetidas veces.

"Llámame Louis y déjate de los formalismos. No soy un viejo amargado... aún." río ante lo último, al instante la imite, contagiándome de su constante buen humor.

"Yo soy Eleanor." sonrió ampliamente, dejándome ver su sonrisa blanca y perfecta.

Sonreí pícaramente, haciéndola sonrojar levemente y hablé. "¿Eleanor, eh?" asintió, sonriendo tímidamente. "¿Y qué pasó con esas «cosas donde duermen los bebés» que ibas a enseñarme?"

Abrió los ojos con sorpresa, y una vez más sus mejillas tomaron un tono carmesí demasiado obvio.

Tomó mi mano con su mano izquierda y ayudó a jalar el carrito con la otra para ayudarme a avanzar. "Mierda, lo siento. Es mi primera semana aquí, y si me ven socializando con la clientela no me va a ir muy bien."

¿Papá Soltero? †Larry Stylinson AU†Donde viven las historias. Descúbrelo ahora