¿- Donde estabas Akkira? Te he llamado esta mañana en tu habitación y no estabas.
- Aneko, te equivocas, sí que estaba en mi habitación. Durmiendo. Por eso no te he respondido... Y como he despertado tarde he ido a dar un paseo. Si ves que no me despierto podrías despertarme...
- Vamos chicas no discutais.
- Cállate hermanito.
- No puedes enfadarte por un malentendido.-Aneko miró bastante mal a su hermano, es decir a mi primo porqué me estaba defendiendo. Me senté con ellos a comer, no hablamos. Había un ambiente tenso. Hasta que Aneko en preguntó si por lo menos iría por la tarde,le respondí amablemente que no, pero ella igual estaba molesta. Mis primos se fueron y yo me quedé en casa recibí una llamada. Era de Manjiro, contesté.
- Hola, Aneko.
- Hola Mikey.
¿- Que tal tu primer día de clases?
¿- No he ido, vosotros qué tal?
- Tienes que ir a clase Aneko.- Draken se sumó a la llamada.
- Sí, y vosotros también deberíais ir.
- Sí, bueno... Es igual. ¿Entonces no has hablado con nadie no?
- Uh bueno sí, con los vecinos...
- Eso no vale, las viejas con gatos no pueden ser las únicas con las que hablas.- Se quejó Ken.
- Son dos chicos adolescentes.
- Entonces está bien.
- Sí, pero ten cuidado. Ken-Chin se han terminado los dorayakis...-No pude no reir, ante el comentario de Manjiro. Ken tenía razón Mikey no sabe cuándo es el momento para hablar de ciertas cosas pero no importa.
- Bueno ya os dejo. ¡Mikey, que aprovechen los dorayakis! Tened cuidado...- Después de decir eso, colgué la llamada, seguí con lo mío. No pasó nada interesante el resto del día así que os contaré cómo fue el primer día en el instituto.
Al día siguiente fuí a clases, allí había gente de todas tipo, algunos intentaban intimidar, pero no lo conseguían o por lo menos a mí no me intimidaban. Mientras pasaba por el pasillo para ir a clase...
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El último abrazo
FanfictionAkkira cuando tenía 16 años se mudó a Roppongi así dejando atrás a sus amigos de Shibuya, pero conoció a dos jóvenes con los que a momentos desearía pasar su vida entera pero en otros momentos lo único que podía hacer era odiarles...