Capítulo 9 (Parte 4)

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Jueves 24 de noviembre del 2015

Megan había despertado temprano para alistarse como de costumbre e ir a estudiar. Mientras desayunaba en casa sólo cruzó algunas palabras con su mamá. Fue así porque aún estaba algo resentida con ella.

Cuando el día de clases terminó, Megan, Estacy y Edward estaban yéndose juntos, bajando las escaleras, pero Megan no se dio cuenta y tropezó, cayendo por algunas escaleras, Edward corrió rápidamente para ayudarla junto con Estacy, la subieron al carro de él y condujo hasta el hospital más cercano.

—Debe guardar reposo durante una semana—. Dijo el médico.

—¿Una semana?—. Preguntó Estacy, sin poder creerlo. No pensó que era para tanto.

—Sí, tiene el tobillo muy inflamado debido a la caída, de igual modo no puede dejar de tomar los medicamentos. Debe cumplir al pie de la letra lo que dije.

—Lo haré, muchas gracias Doctor—. Respondió Megan.

—Adiós.

—Quiero irme a casa—. Dijo Megan un poco desanimada.

—Te llevaré a tu casa—. Respondió Edward.

Megan asintió.

La ayudó a levantarse y a subir nuevamente a su carro, primero dejó a Estacy en su casa y luego llevó a Megan, la ayudó a bajar del carro, él tocó la puerta y fueron recibidos por Rebeca.

—¿Qué te pasó?—. Preguntó muy preocupada al verla con el tobillo vendado.

—Me caí, tropecé mejor dicho, estaba bajando las escaleras y no me fijé. Mi amigo me llevó al hospital, el médico dijo que debo guardar una semana de reposo hasta que mi tobillo esté bien y pueda caminar mejor.

—Muchas gracias por haber ayudado a mi hija y traerla hasta acá—. Le dijo Rebeca a Edward.

—Descuide, fue un placer ayudar a Megan, para eso estamos los amigos—. Volteó a verla para dedicarle una sonrisa.

—Que grosera que soy, pasen, el almuerzo está listo—. Haciéndose a un lado para que puedan entrar.

—No señora, está bien, yo sólo traje a Megan a su casa. La verdad es que no quiero incomodar.

—No incomodas, tómalo como mi manera de agradecer que hayas ayudado a mi hija, pasa por favor—. Con una sonrisa.

Edward antes de aceptar miró a Megan, buscando una respuesta y ella asintió. Entonces entraron a la casa.

—Pueden tomar asiento, iré a servir el almuerzo—. Dijo Rebeca caminando hasta la cocina.

Edward ayudó a Megan a acomodarse en la silla.

—Estoy un poco avergonzado.

—Tranquilo, todo está bien, después de haber ayudado creo que es lo mínimo que podemos hacer para darte las gracias.

—Es que no buscaba que me agradezcas a cambio. Siempre que pueda voy a ayudarte.

—Gracias amigo.

Esto le rompió el corazón, pero a fin de cuentas, no era algo que él no supiera. Ella nunca lo vería con otros ojos.

Al momento llegó Rebeca con los platos, ella también se acomodó en la mesa y comenzaron a almorzar. 

—Así que tú eres el amigo de mi hija.

—Somos compañeros, estamos casi en las mismas clases, misma carrera.

—Eso es espectacular, me gusta que más amistades de mi hija sean así.

EN OTRA VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora