Capítulo 29 (Parte 2 - FINAL)

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Cuando Adrián bajó del taxi, comenzó a caminar rápidamente por unos callejones que daban miedo, habían personas de mal vivir allí dentro, pero ya nada lo intimidaba, sólo tenía prisa por llegar, y cuando al fin lo hizo no podía ingresar porque dos hombres muy altos y agarrados le impedían el pase, estos tenían cortes en la cara, eran los guardias de aquel lugar tan horrible.

—Lárgate de aquí, basura—. Le dijo muy molesto uno de ellos.

Pero Adrián no hizo caso.

—Tengo un asunto con Reynal.

Estos hombres se vieron entre sí y comenzaron a reírse.

—¿Quieres problemas acaso?.

—No me hagan perder el tiempo y avisen a Reynal que Adrián espera por él, me dijo que viniera, ¿O acaso quieren hacerlo esperar?.

Los hombres se miraron entre sí, luego uno de ellos le hizo un gesto con la cabeza al otro, como diciéndole le entrara y averiguara si eso es verdad. Entonces uno de ellos entró, y después de breves momentos salió y le susurró algo al oído al otro hombre, este asintió y volteó a ver a Adrián.

—Puedes entrar—. Le dijo y se hicieron a un lado para darle pase.

Adrián asintió y entró rápidamente, allí dentro habían varios hombres más, pudo visualizar a Reynal sentado en una mesa redonda, jugando casino con otros hombres de aspecto espeluznante. Reynal tenía aproximadamente unos treinta y ocho años.

—Reynal, vine por mi pedido—. Le dijo Adrián, parado detrás de él.

Rápidamente todos los hombres que estaban en la mesa dejaron de jugar y voltearon a verlo.

—Vaya vaya, miren quien llegó tan rápido—. Dijo Reynal con una sonrisa.

—Te dije que vendría de inmediato, entonces, ¿Me darás lo que quedamos?.

Reynal se puso de pie.

—Cuanta arrogancia de tu parte, ¿Qué manera de hablarme es esa hm?.

Todos los demás hombres que estaban en la mesa se echaron a reír, pero no por mucho ya que rápidamente Reynal los calló alzando la palma de su mano. Adrián por su parte seguía con ese gesto serio, le daba igual todo.

—Estoy siendo práctico, quiero mi pedido y poder irme de una vez, porque en eso fue lo que quedamos.

Reynal lo observó de pies a cabeza.

—Primeramente ¿Trajiste mi dinero?.

—Toma —Se sacó el dinero que tenía guardado en su casaca y se lo entregó, ante esto Reynal se lo arrancó y comenzó a contar— ya lo tienes, ahora dame mi pedido, por favor.

Reynal rio mientras seguía contando el dinero, luego se lo escondió en su pantalón y levantó la vista para verlo.

—Te vas a meter en muy serios problemas por ello, pero como ya tengo mi dinero me importa una mierda—. Rio y volteó para darle una señal con la cabeza a unos de sus hombres.

Al poco rato, ese hombre se acercó hasta Reynal y me entregó aquel misteriosa compra, envuelto en una tela negra, y Reynal se lo entregó a Adrián, quién lo tomó y rápidamente salió de aquel espeluznante lugar mientras escondía su compra dentro de su casaca. Tomó un taxi y dentro de el sacó su celular que estaba en el bolsillo de su pantalón y vio que tenía varias llamadas perdidas de Samuel, no había escuchado ninguna de ellas porque su celular estaba en silencio, no le devolvió las llamadas, así que volvió a guardar su celular en su bolsillo.

Casi cuarenta minutos después llegó Adrián, cuando estuvo frente a su puerta sacó su llave. Samuel estaba sentado en el sofá y cuando escuchó unas llaves rápidamente se puso de pie y abrió la puerta, esto causó que Adrián se sobre saltara.

EN OTRA VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora