EPÍLOGO

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La mañana en New York comenzó con un clima frío. Nadie quería salir de sus hogares, estaba nevando afuera.

Sin embargo este no era el caso de Axel Legorreta.

Se puso su corbata con delicadeza, sonrió levemente. Esa era la corbata que Alex le había regalado en su tercer aniversario.

—¡Papá! —exclamo una pequeña niña de cinco años—

—Hola Arabelle, ¿Que paso preciosa? —cuestiono arrodillándose—

—¿Irás a ver a Papá Alex? —preguntó la niña con una sonrisa—

—Si, iré a ver a papá Alex. —dejo un pequeño beso en la mejilla de la niña—

—¿Podrías decirle que lo amo mucho? —preguntó con Inocencia—

—Claro pequeña, yo le diré a Alex que lo amas mucho. —murmuro Axel—

La niña asintió lentamente para después sonreír.

—Ire a ver a mi hermano, cuídate mucho papá. —Axel sonrió, después miro como la niña subía las escaleras lo más rápido que ella podía—

Tomo su abrigo y salió lo más abrigado que podía. Condujo hacia el lugar donde se encontraba aquel pelirrojo, se detuvo a comprar unos tulipanes, quería llevarle el ramo más lindo que encontrara.

Cuando llegó al lugar indicado, Axel bajo del auto y camino hacia el lugar exacto, ahí pudo verlo. Se acerco con una pequeña sonrisa.

—Hola. —saludó— Arabelle te manda saludos, dice que te ama mucho. Luka ayer me fue a ver a mi habitación y me preguntó si vendría a verte. Le dije que sí, también me dijo que te dijera que te ama. Ambos te aman. —susurro, para después dejar los tulipanes en la fría lapida— Te extraño...quien diría que esto acabaria así. Los niños te aman sin haberte conocido. Siempre les hablo de lo maravilloso que eras cuando estabas con vida. Fuiste uno de mis más grandes amores, mi primer novio y mi primer prometido. Sin embargo te marchaste antes de poder casarnos. Cómo te puedes dar cuenta me di nuevamente la oportunidad de enamorarme, mi pareja y yo hemos decidido adoptar a dos niños. El primero fue Luka, el en este momento cuenta con 7 años de edad, mientras que Arabelle tiene 5 años. Diez años...diez años han hecho ya desde que te marchaste. —susurro acariciando la lapida—

Axel miro fijamente donde el hombre que amo durante 6 años, la muerte de aquel hombre lo hizo caer en un agujero que creyó que jamás volvería a salir. Sin embargo su actual pareja lo había sacado de ahí.

Sintió como unos brazos lo abrazaban por la cintura, él sabía de quién se trataba.

—Hola...—saludo su prometido— Le traje unas rosas a Alex. —murmuro soltandolo— Recordé que una vez me contaste que las rosas blancas eran sus favoritos después de los tulipanes blancos. —murmuro para después dejar las rosas al lado de los tulipanes— Hola Alex. —susurro— ¿Estabas hablando con él? ¿Ya le contaste sobre lo que nuestra pequeña Arabelle hizo?

—Aún no. —murmuro divertido—

—¿Se lo puedo contar yo? —preguntó con una sonrisa, Axel asintió— Pues déjame te cuento Alex...A Arabelle en el Kinder le dejaron de tarea dibujar a su familia. ¿Y adivina qué? Te dibujo, de hecho me pidió traer el dibujo. Dijo que se le había olvidado entregárselo a Axel. Así que toma. —murmuro dejando la hoja— Es un regalo de parte de Ara. Ella te quiere demasiado, siempre nos pregunta por su papá Alex.

El reloj de Axel comenzó a sonar, indicando que era hora de irse.

—Debemos irnos, pero vendremos a visitarte después. —murmuro aquel chico con una sonrisa— ¿Verdad, Axel?

𝐄𝐥 𝐝𝐢𝐚𝐫𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐀𝐱𝐞𝐥 |✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora