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--Ba bai  --dice Ricardo con su masculina voz tras terminar de grabar un video para su canal.

Ya es de noche en un abrir y cerrar de ojos y solo puede suspirar y resignarse a que se dedicará a editar al día siguiente. Es así como se levanta de su sofá y va a servirse un vaso de agua, recorriendo la inmensa cocina de su mansión.

El eco de su caminar es el único sonido como siempre, pero la costumbre apacigua los sentimientos.

Sin embargo, cuando entra a su cama, bajo sus mantas no puede evitar pensar en el atentado que se llevó a su hermano gemelo, a veces parecen años y lo recuerda como si fuese ayer. Todavía los investigadores no han llegado a dar con los autores intelectuales del crímen y lo único que queda es el pequeño Apolo.

--Tss --murmura tratando de captar la atención del canino que pierde su vista en la vetana-- Apolo --el perro voltea y sus pasos llenan de sonido la habitación.

"¿Lo extrañas?, ¿acaso ves la ventana esperando que vuelva?"

Ricardo piensa mientras acaricia la cabeza de quien antes fue la mascota de su hermano.

--Te prometo que vamos a superarlo --el animal inclina la cabeza y Ricardo solo sonríe listo para dormir, aunque a veces le cuesta porque las pesadillas traen de vuelta aquel fatídico día.

¿Fue su culpa?, ¿acaso vienen por él?, ¿quiénes eran esos?, ¿por qué lo hicieron?

No tiene ni idea por donde empezar a buscar, piensa en antiguos enemigos y todos están muertos, considera que se trate de alguna mafia pero esa parte de su vida ya es pasado. Nada parece hacer sentido.

Hay más guardias de seguridad, más gente que nunca rodeando la propiedad pero se siente más solo, más perdido y él nunca ha sido bueno dejando ir.

--Te voy a vengar, hermano --promete en voz baja antes de cerrar los ojos.

Entre rencor y soledadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora