VII

75 8 1
                                    

--Por dios, Nataly. Es mi descanso.

--Perdone, Ternura. Es que hay unas personas afuera.

--Llama a seguridad --contesta recostada en el sofá.

--Pero insisten en hablar con usted, dicen que es por trabajo.

--El trabajo lo resuelven mis abogados. Llama ya a...

--¡Ternura! --una nueva voz en la sala perturba a Ternura, quien finalmente se quita la mascarilla y abre los ojos.

--¡Seguridad!

--Ternura, escuche por favor. Me llamo Marcela Luna, vengo de parte de la empresa Montes para hacerle una oferta que consist...

--Mire, Marcela. Esta no es la forma ni el momento. Y por esta indiscreción podría negarme, ¿sabe?. Los contratos se resuelven con abogados --dice calmada tomando de su vaso de soda.

--Sus abogados me dijeron que usted interviene personalmente en la planificación de sus promociones. Por favor es un gran proyect...

--Ernesto, llévesela por favor.

--Pero Ternura --Luna trata de evadir al guardia, pero él la va arrinconando hasta que queda casi afuera del camerino, y sabiendo que hoy no podrá volver a "negociar" con Ternura se anima a hablar por última vez-- Una colaboración, con Montes C. y Ekin, y usted como la embajadora. Piénselo. Su asistente tiene mi tarjeta.

Le cierran la puerta.

--Que gente más inoportuna.

--Ternura, debería escuchar lo que tiene que decir.

--No estoy haciendo colaboraciones Nataly, tengo una agenda apretada.

--Pero sería un gran ingreso económico.

--¿Crees que a este punto necesito más?

Nataly calla por unos segundos mientras Ternura retoca su maquillaje en el tocador, está molesta y ella como su asistente de años sabe que es porque el descanso es casi un tiempo sagrado para ella. Antes de hablar selecciona sus palabras mientras observa su elegancia en cada movimiento, siempre ha tenido esa aura refinada incapaz de romperse, tan refinada que le provoca admiración.

--Solo considérelo señora.

--No me gusta retroceder en mis palabras porque siempre las digo después de haberlas analizado, tú lo sabes querida.

--También sé que es lo suficientemente sensata para aceptar un buen proyecto.

Entre rencor y soledadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora