VIII

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Ternura recibe una llamada, es extraño que sea a su teléfono personal y de un número desconocido.

--Bueno.

--Señorita Ternura, soy Marcela Lu...

La cuelga, está fastidiada por la insistencia y la informalidad de la joven. Y permitiéndose una excentricidad decide no ser parte del proyecto aunque su contador y abogado le hayan aconsejado lo contrario.

Y al día siguiente Luna y su equipo la buscan de nuevo. Ya es viernes, ya han pasado cuatro días de insistentes llamadas y encuentros.

--Apártese de mi camino, Luna. Esta es la última advertencia antes de poner una orden de restricción en su contra.

--Ternura, por favor. Esto significa mucho para mí y estamos dispuestos a negociar un trato que la favorezca lo más posible.

--No confío en la gente inoportuna. ¿Qué me dice que esto no es solo un desesperado intento de su parte?

--Sus trabajadores, Ternura. A su abogado y a su contador les ha parecido que no hay posibilidad de fraude.

Ternura se calla unos segundos, sabe que tiene razón, así como sabe que a este punto no aceptar el contrato es un capricho en toda la definición de la palabra.

Y ve los ojos vidriosos de la joven, la ve manteniendo la compostura y cuando trata de mirar a otro lado. Nathaly la mira a ella con unos ojos serenos pero listos para apuñalar.

Se cuestiona qué tan importante tiene que ser el contrato para que la joven sea tan insistente, talvez es simplemente desesperada, o talvez se juega algo más, su familia por ejemplo.

Ternura sabe más que nadie lo que es jugarse la vida por alguien, y solo por un momento suaviza la expresión, pero ese momento es suficiente para ceder.

--Lo consideraré si él mismo viene a pedírmelo.

--¿Perdón?

--Su jefe, Ricardo. Supongo que ha este punto de su vida y con una empresa tan grande es más formal que usted.

--¿Cuándo tiene tiempo Ternura? -- pregunta Luna fingiendo confianza, como quien tiene el control de la agenda de todos.

--Mañana a las doce de la noche acá mismo.

--Bien, gracias por considerar la propuesta. Muchas gracias. Vendré con el señor Alcaraz.

Luna se va agradeciendo y tratando de verse segura.

--Que caprichosa es usted.

--Piadosa, en mi opinión --responde Ternura a Nathaly.

Entre rencor y soledadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora