Rivales

VII

(Perdón por tardar. Asurama no me eches del grupo tkm beibi)

Una multitud de aldeanos rodeaba a
las muchachas, observando atentos cada movimiento que realizaban. Las tres se hallaban en la puerta de una cabaña.

-¿Están preparadas chicas?- pregunto la mayor, volteando a ellas. -¿Tienen sus mascarillas puestas?

Ambas asintieron.

-¿Que están haciendo?- susurro uno de los a humanos a otro de los que estaba en la multitud.

-Acorralaron al monstruo que ha atacado en las afueras. Van a exterminarlo.- le respondió.

-Bien, aquí va.- encendió una pequeña bomba y la arrojo por la ventana. Pasaron unos segundos y desde el interior comenzó a manar un olor pestilente.

A pesar de estar usando una mascarilla de exterminadora, Moroha no pudo evitar taparse la nariz con ambas manos. -¡Towa! ¡¿Que rayos es eso?! ¡Apesta!

El aroma era tan asqueroso que incluso Setsuna hizo amagos de querer cubrirse. Volteo para que el humo no le diera de frente. Al hacerlo vio como uno de los aldeanos también tapaba su nariz e incluso retrocedía algunos pasos. Algo extraño, pues al resto no parecía molestarle en lo más mínimo dicho olor.

-¿Verdad que si? Es una bomba hecha con hiervas que los youkai y monstruos no toleran. Aguanta la respiración un poco prima.

En el interior de la choza se oían fuertes ruidos de gruñidos, zarpazos y golpes. El denso humo estaba haciendo efecto en la criatura.

-¡No se distraigan! ¡Ya viene!- exclamo la platinada.

La bestia destrozó la precaria puerta de paja y salió furibunda a atacar.

-¡Setsuna va hacia ti!- advirtió la más pequeña.

El grito de Moroha la alertó. Volvió la vista a frente y con apenas blandir su arma fue suficiente para cortar la cabeza de la criatura. Era una comadreja monstruosa, sin embargo, lo único peligroso era su enorme tamaño.

Ambas partes del youkai quedaron tendidas en el suelo.

-Cualquiera de nosotras podía destruir a esta cosa con solo un ataque especial. ¿Era necesario dar tal espectáculo?- habló a sus primas.

-Estas en lo correcto, pero el patriarca me pidió que la aldea sufriera el menor daño posible. Por eso preferí hacerlo de esta forma.- respondió Towa.

Setsuna la escucho sin interés. Regreso su vista a la multitud de humanos detrás de ellas, buscando al extraño aldeano que reaccionó ante la bomba pestilente. Más sin embargo, ya no estaba allí.- Hmnp, se ha ido.- hablo para ella misma.

-¿Eh? ¿De quien hablas? - la pequeña pregunto curiosa por la extraña actitud de su prima.

No obtuvo respuesta.

-No se queden ahí paradas, todavía debemos llevar el cadáver a las afueras de la aldea y quemarlo.- hablo la platinada.

-¿Qué? Nuestro trabajo es solo exterminar. No voy a limpiar los desperdicios.- reclamo Moroha.

-Nos pagarán extra.

-Bueno, así si.- de inmediato ayudo a su prima a cargar el cuerpo de la criatura. -Setsuna, tú encárgate de la cabeza.

Y así las tres completaron su labor.

.........................................................

-¿Que harán ahora? ¿Volverán a la aldea de los exterminadores?- pregunto la mayor.