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Día de la exposición de arte familiar. 

Cada año se hacia esta actividad con la finalidad de hablar sobre la familia de aquellos que vivieron en  Stoney Bridge desde que se fundo, era un tema que la mayoría sabíamos de memoria, no era de mis días favoritos, los temas familiares aun me eran complicados, pero gracias a Maddy y mis padres podía sobrellevar el día. 

Este año con Mads habíamos decidido realizar murales por separado, aunque básicamente colocaríamos las mismas imágenes, por motivos de guardar el secreto de mi procedencia, yo tendría que colocar fotos de algunos parientes de mamá que vivían en Newcastle Inglaterra para hacer mas creíble esta historia.

Aún que claro cada vez que hacíamos este tipo de evento no podía evitar sentirme nostálgica por cosas que ni con todo el esfuerzo que hago logro recordar, es algo agobiante hasta cierto punto.

Suspire satisfecha al terminar la decoración de mi mural.

— Nada mal rubia — escuche detrás de mi.

— Gracias — le mire por escasos segundos — pero a mi madre no le hará gracia.

A los bordes de mi mural le había colocado hojas y flores de prímula, esas florecillas me hacían sentir tranquila, desprendían un aroma que relajaba hasta el mas rígido músculo de mi cuerpo.

— ¿Y que tal tu? — cambie de tema.

El chico con una sonrisa en los labios paso aun lado de mi, llamando la atención de Kara y Key, a unos cuantos espacios de Maddy colgó un marco que portaba un dibujo hecho a mano, donde se podía ver a un pequeño niño encogido en el suelo, mientras que a la distancia se distinguían dos sombra alejándose. 

Era mas que claro lo que quería decir esa imagen, pero ambas K's soltaron comentarios que habían causado el enojo y la decepción de haber hecho algo que todos creían raro, molesto intento salir del gimnasio, pero le detuve siendo seguida por Maddy.

— No les harás caso, ¿Verdad? — cuestiono Maddy.

— ¿Por qué no? Tu lo haces — le respondió haciendo un ademán señalando el mural de mi hermana — pretendes ser alguien que no eres, eres como ellos; bonita y falsa. 

— Rhydian — le reprendí por su cruel comentario.

— Al menos tú eres mas real con quién eres — me miro para luego irse.

Suspire al unísono con Maddy. La noche no había empezado para nada bien, tenía la intención de ir tras él pero creí que seria mejor darle su espacio. Nuestros padres llegaron y como lo tenía previsto, mamá me miro de forma desaprobatoria por el diseño de mi mural, pero no podía culparme.

Soy un cachorro de praderas, hay cosas que no podía evitar hacer o sentir.

La noche paso tranquila, se hicieron las exposiciones y no solo Rhydian había tenido un bajón emocional, Tom también estaba de esa forma por qué su padre nunca llegó a la reunión, pese a que le había prometido no faltar, fallo a su palabra.

Mis padres habían intentando levantarle el ánimo pero nada podía cambiar aquél aroma a tristeza que el afroamericano desprendía.  Luego de preguntarle si estaba bien, el respondió que se quedaría a esperar a su padre pues había mucho tráfico, sin más que hacer nos despedimos y le deseamos un buen fin de semana.

Al llegar a casa me tire sobre el sofá con la intención de ver la TV hara caer dormida hasta la madrugada, pero el cuerpo de mi madre se colocó frente a mi impidiendome ver el televisor.

— Tu y yo aún tenemos una conversación — habló cruzándose de brazos.

— ¿Sobre el que?.

— El como aún sigues haciendo cosas que no debes.

— Solo fueron algunas flores — respondí virando los ojos — no es para tanto.

—Sabes que debemos permanecer ocultos, que crees que podría pasar si alguien curioso investiga sobre esas flores.

— La internet no menciona que las primulas son atrayentes para un sangre de lobo — respondí.

Una leve discusión comenzó entre mi madre y yo, dónde a medida avanzaba tanto Maddy como papá se vieron involucrados, y sin saber exactamente como los cuatro terminamos discutiendo cosas sin sentido en la cocina mientras preparamos la cena. 

Luego de la cena subí a mi habitación en dónde al entrar el corazón casi se me salía por la boca. 

— ¿Que haces aquí? — exigí saber cerrando la puerta de mi habitación con pestillo.

— Necesitaba un lugar tranquilo dónde estar — respondió desde la ventana — y tú dijiste que podía venir aquí cuando lo necesitara.

— Si, eso dije — hablé — pero no me refería a entrar a mi habitación por la ventana de noche.

— Bueno, ya estoy aquí — le resto importancia mirando el interior del cuarto.

— ¿Y que necesitas? — cuestioné acercándome a la ventana donde me senté en la orilla.

Rhydian me dió la espalda unos segundos para luego suspirar y girar a verme, parecía indeciso, nervioso, cómo si lo que estubiera apunto de decir fuera algo malo.

— ¿Crees que podríamos salir a correr? — cuestionó en caso un susurro que de no ser por mi super audición no hubiera sido capas de escucharle.

— ¿Ahora? — cuestione sonriendo.

Su rostro apenado y levemente sonrojado me había parecido la cosa más adorable que he visto hasta ahora, los ojos miel del rubio frente a mi se dilataron y demostraron clara sorpresa.

— ¿Podemos?.

Reí levemente mientras me acercaba a mi cama donde coji una sudadera que me coloqué hantes de girar a verle.

— Vamos hantes de que se den cuenta de que hay alguien más aquí.

El chico sonrió dejando ver su perfecta dentadura, para luego acercarse a la ventana donde saltó, siendo seguido por mi. Una vez ambos estábamos ya en el suelo, uno al lado del otro, comenzamos a correr en dirección al páramo, dónde nos adentramos y comenzamos a correr en distintas direcciónes, en ocasiones corríamos detrás del otro, cómo aquel día en que nos conocimos.

Nos dejamos caer a los pies de uno de los tantos árboles que nos rodeaban una vez que nuestras energías se agotaron. Mirando el cielo y sintiendo la frescura de la noche, suspiré de forma lenta y tranquila, estaba segura que en cualquier momento caería dormida. 

Pero mi tranquilidad se fue cuando sentí el brazo de Rhydian rodearme la cintura y como su rostro se restregaba en mi cabello hasta llegar a mi oreja dónde aspiró profundamente.

— Rhydian — le llamé intentando alejarme.

Pero el había afirmado su brazo en mi impidiendome moverme.

— Solo un poco más — susurró.

Sentir su tibio aliento golpear mi fría piel me había causado un estremecimiento. Me sentía nerviosa, pero su calidez me era muy cómoda, así que en lugar de alejarme me quedé quieta, poniendo mi mano sobre la de él, quien al ver que no intentaría apartarle, cómo pudo entrelazó los dedos de nuestras manos unidas para luego acercar mi cuerpo al de él.

Sintiendo su dulce y refrescante aroma serca, no pude evitar caer dormida, sin importarme las futuras consecuencias, solo me importaba el tan abrumador e intensamente relajante espació que Rhydian era para mí en ese momento.

You Rock My World || WolfBlood Donde viven las historias. Descúbrelo ahora